El Ingeniero Agrónomo y Director del Laboratorio PROMMRA, señala que uno de los probables efectos del cambio climático en la Región de Coquimbo es un adelantamiento del flujo de agua en los ríos hacia el invierno y temprano en la primavera, provocando un mayor déficit durante el período estival.
La Región de Coquimbo es una zona de características áridas y semiáridas que, pese a la larga escasez hídrica que la ha golpeado por más de diez años, su economía se sigue basando en la agricultura.
Su capacidad de reinventarse y mantenerse como uno de los mayores proveedores de alimentos agrícolas del país e, incluso, de varias partes del mundo, hace que su territorio particularmente sus cuencas, sean estudiadas por expertos, científicos e investigadores de relevancia mundial.
Actualmente uno de los temas más investigados son los efectos que podría traer el cambio climático en las zonas áridas y semiáridas de Chile donde, a juicio del Dr. Pablo Álvarez, Ingeniero Agrónomo, Director del Laboratorio PROMMRA de la Universidad de La Serena, el cambio es una realidad mundial y no un escenario a futuro. «Ha estado ocurriendo, está ocurriendo y va a seguir ocurriendo según el cumplimiento o no de los compromisos de disminución de gases invernaderos que los países adoptaron en el acuerdo de París. El problema es que lo entendemos como un fenómeno del que Chile, como territorio, no se escapa, pero aún nos falta avanzar mucho para poder conocer los detalles de sus efectos a escala local, por ejemplo, de una cuenca determinada».
Junto a esto, el experto precisa que la generalización de los efectos también puede estar sujeta a errores, porque en el fondo, la topografía de una región como la de Coquimbo «es tan compleja y tan importante en el balance hídrico, que los efectos no se distribuirían homogéneamente, siendo aparentemente más severos hacia el norte que en el sur».
Uno de los efectos que destaca el experto en gestión de recursos hídricos es el incremento de las temperaturas hacia la zona cordillerana y precordillerana, generando un ascenso de la isoterma cero, la línea de nieve, lo que a largo plazo causaría un cambio en el régimen de escurrimiento de los ríos, adelantando los flujos y generando una disminución del peak de flujo de agua por derretimiento de nieve, ya que su cantidad disminuiría. «Lo que vemos es que los flujos se van a adelantar, entonces lo que uno debería tratar de hacer es retener esta agua que va a bajar rápidamente desde las zonas más altas a las más bajas».
Para Álvarez, éste es uno de los efectos más importantes que el cambio climático podría generar en la Región de Coquimbo. «Podría ocurrir que las aguas escurran mucho más concentradas hacia el invierno y la primavera, y eso disminuirá el peak del derretimiento actual de la nieve, que es en primavera – verano, cambiando la forma de la curva en que los ríos están aportando agua a la actividad económica, alejando la oferta del agua en el periodo estival, que es el de máxima demanda».
Según el Director de PROMMRA, la sociedad, los políticos y los científicos, deberían comenzar a generar soluciones innovadoras, las que podrían ser a través de la tecnología, de la gestión y del manejo. «Debemos hacernos cargo de la situación que estamos viviendo y que vamos a vivir. Creo que lo mejor es trabajar bajo dos líneas, una es incrementar la eficiencia en el uso del agua, y la otra es que debemos retenerla en las zonas más altas. Hay que cuidar la retención del agua, tenemos que ser capaces de guardar o disminuir la velocidad de sus flujos desde la precordillera hacia la zona baja».