El Comedor Silvia: de los mejores sazones porteños

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Una picada familiar que ha sabido sobrevivir al tiempo, con una larga trayectoria forjada con comidas caseras y 100% naturales.

El restaurante Comedor Silvia, es una conocida picada coquimbana, ubicada en calle Las Heras, en pleno centro. Fundada por Doña Silvia Ramos y don Luis Rojas de 70 y 72 años de edad respectivamente. Un matrimonio de más de 50 años de casados, con dos hijos fruto de su amor y un negocio gastronómico con estilo y las B; bueno, bonito y barato.
Fueron 27 años ubicado en el mercado, para posteriormente estar 15 años en calle Varela. Con la ubicación actual cumplen 50 años, desde su fundación.
El inicio del local fue cuando al tiempo de casarse tuvieron la suerte de que un negocio se estaba desocupando en el mercado. José Luis Rojas hijo del matrimonio, tiene 50 años de edad, con estudios en gastronomía internacional, al igual que sus padres se encuentra involucrado en el restaurante.
«Justo mi papá tenía un rockola (equipo para escuchar música), entonces la propietaria del se enamoró de aquel aparato porque en ese tiempo no habían cassette, entonces la señora que estaba cansada del negocio lo cambió, las rockola llegaban solamente desde Iquique en esos tiempos».

Su público es variado, una picada popular donde abundan personas de la tercera edad, fieles clientes al sabor de la comida casera que manos prodigiosas crean en una pequeña cocina.
El verano deja el paso de una serie de turistas que aprovechan de degustar platos típicos con un menú por 6 mil pesos, dice el propietario.
Pero para ser tan populares, tuvieron que pasar por un espacio típico del centro. «Todas las personas antiguas del mercado han pasado por aquí, «el pata de lana», «la María el tajo», muchas personas que ya no existen. Cuando la municipalidad estaba en el centro atendíamos a todos los trabajadores, han venido a comer siempre los alcaldes aquí, uno de ellos fue Pedro Velázquez».

Entre los platos más vendidos están la cazuela de vacuno, pastel de jaiba, lomo a lo pobre, reinetas y la sopa marinera. El pescado frito no puede faltar y entre los postes, la regalona de los comensales es la leche asada.
«Quedan muy pocos lugares como este, que venden comida casera todavía. Todo aquí lo hacemos natural, el puré, las papas fritas.»
Con un mínimo de cinco menús diferentes de comida casera todos los días, el Comedor Silvia, promete recibir a la gente lo que queda del verano y el resto del año con el cariño de siempre que caracterizan sus preparaciones.

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