Instalado desde septiembre en los estacionamientos del Estadio La Portada, el recinto ha dado de alta a más de 800 personas y cuenta con 48 camas de complejidad media, las que muchas veces están todas ocupadas. Andrea Honores González, la enfermera supervisora, reconoce que «vino a salvar la necesidad de camas del hospital de La Serena, pero siempre enfocado en la parte quirúrgica…».
La pandemia sigue mostrando cifras alarmantes de muertos y contagiados en Chile. También en la región, en cuyo frente de batalla, luchando por cuidar la salud de los pacientes internados, por atender a los casos dudosos, están los médicos, enfermeros y demás personal de la salud.
En el Hospital de La Serena, por ejemplo, hace un año resisten. Por un rato, esta semana sus rostros ya cansados, debido a la sobrecarga que tiene el sistema de salud, cambiaron. La expresión de felicidad fue evidente con la llegada de la vacuna, donde ellos, como primera línea, fueron los primeros en vacunarse.
No todos, pues es voluntaria. Pero quienes sí lo hicieron estaban orgullosos. Como la enfermera Gabriela Muñoz, encargada del Programa de Inmunización del Hospital de La Serena: «Siento una gran alegría de haber podido ser parte de este proceso y haber podido contar con el apoyo de todo el equipo, ya que es un hito que se recordará por mucho tiempo, porque fuimos parte de la historia. Ojalá que con esto se de inicio a un final para que podamos continuar con nuestras vidas, que aunque han cambiado y han sido afectadas de diferentes maneras, ojalá se saque una enseñanza».
A unas cuantas cuadras, en los estacionamientos del Estadio La Portada, desde septiembre funciona el Hospital Modular. Ahí también hubo inoculación.
«Organizamos todo para que fuera en tres días (lunes, martes y miércoles de la semana pasada), tanto en el hospital de La Serena como en el Modular, que cuenta con 113 funcionarios. Por ser voluntario no todos lo hicieron, pero sí la mayoría», contó Andrea Honores González, enfermera supervisora del recinto.
Honores trabaja hace diez años en el servicio de cirugía vascular del Hospital de La Serena y hace cinco meses en el Hospital Modular.
Cuenta que independiente que sean funcionarios de la salud, «igual necesitábamos saber lo de la vacuna, como por ejemplo las contraindicaciones, lo qué podía provocar. Entonces había un cierto temor, también expectativa; de todo un poco, así que nos preocupamos de educar al funcionario para la vacunación. No era llegar y vacunarse…».
Tuvieron que hacer un operativo y una coordinación bien grande. Y mientras ellos hacen un esfuerzo enorme, incluso con la preocupación de poder contagiar a sus familias, la gente sigue sin tomarle el peso a la situación. Con casos en aumento. También con las denuncias de fiestas clandestinas.
«Con la mayoría de las personas que trabajo no hemos parado desde que llegó la pandemia y tampoco hemos salido de vacaciones. En general, el personal de la salud siempre se caracteriza por tener un trabajo bastante intenso y entregado a la comunidad, pero el año pasado fue aún más. Y el personal también se ha enfermado, entonces ha sido un año bien complejo y por el hecho de que ahora estemos vacunados y que se comience a inmunizar a la población de riesgo, eso no significa que vamos a disminuir las medidas y prevención, pues el virus sigue ahí. No sé si es rabia o impotencia, pero en todo orden de la vida existe el desconocimiento, la ignorancia y la desidia. Yo elegí este trabajo y trabajamos con personas así en todo momento, todos los días, con gente que ha llegado al hospital porque no se ha cuidado…».
Muchos funcionarios de la
salud están en las últimas, tanto física como psicológicamente.
El Hospital Modular, reconoce esta enfermera y madre, «está libre de covid, y si bien es médico quirúrgico, está enfocada en ayudar a la comunidad en sacar las listas de espera del Hospital de La Serena, pues como las camas en el hospital se hicieron escasas, y si a eso le sumas el covid, el Hospital Modular vino a salvar la necesidad de camas del hospital, pero siempre enfocado en la parte quirúrgica».
Para la profesional, «nosotros nos estamos enfocando en la otra pandemia, la de los pacientes que por covid no han podido operarse y atender sus patologías normales, como la diabetes, hipertensión y todas las otras cirugías. Todas estas personas al ingresar lo hacen con PCR negativo y así los podemos ayudar a salir de su patología y que no está asociada al covid».
Porque como bien advierte Honores, «no todo es coronavirus».
Sin embargo, eso no quiere decir que el trabajo sea menos sencillo. Al contrario, confiesa que «ha sido complejo porque la cantidad de trabajo se ha exacerbado demasiado, dado que el personal está cansado, hay mucho trabajo y todos los días existe un nuevo desafío, ya que respecto a las cirugías tratamos de que no paren, porque la comunidad necesita seguir haciéndose sus cosas y que no están relacionadas con el coronavirus».
Desde que comenzó a funcionar en septiembre han sido más de 800 las personas que se han dado de alta desde el Hospital Modular.
«Tenemos 48 camas de complejidad media y, además, una unidad prequirúrgica donde todos los días se atienden muchas personas con cirugías pendientes y de toda índole. Acá siempre hemos tenido un índice ocupacional alto, pero por ejemplo hoy (viernes) amanecimos con 34 camas ocupadas, aunque existen días en que están todas ocupadas. Al ser pacientes quirúrgicos tenemos un movimiento alto, pues hoy (viernes) se opera una persona, en dos días más se va de alta e ingresan dos más…».
Sin duda, y como bien precisa Honores, el Hospital Modular «ha sido una gran inyección de esperanza, energía y tranquilidad en medio de esta larga crisis sanitaria…».