El 23 de enero de 2010, 24 locales comerciales ubicados en la calle Domeyko de La Serena, entre Balmaceda y O’Higgins fueron consumido por la llamas. El restaurant Domeyko, era uno de ellos. Ese local era arrendado por Benjamín Torres, quien junto a todo el personal que trabajaba hace años en el lugar permanecieron ocho meses sin trabajo, debido a lo difícil que fue encontrar un nuevo local donde empezar de nuevo. «Ahí vendíamos el almuerzo a quinientos pesos, teníamos harta clientela, pero después tuvimos que empezar todo de nuevo» recuerda.
A diario salían a recorrer las calles, hasta que dieron con un local ubicado en calle Los Carrera, a una cuadra de la Plaza de Armas. «Empezamos vendiendo pocos platos, de a poco fuimos aumentando las cantidades, a medida que fue llegando más clientela» comenta Benjamín Torres. Este restaurante abre entre las once y media de la mañana hasta las cuatro y media de la tarde, y se caracteriza por generar un ambiente familiar, eso va desde el tipo de platos que venden y en la atención.
Benjamín Torres se crió en el campo y hasta el día de hoy tiene algunos animales, pese a que ahora vive en el sector de Las Compañías. Comenta que en el local trabajan siete personas y que la mayoría son familiares. «Nos gusta que la gente se sienta como en casa y ofrecemos comida de ese tipo: porotos, cazuelas… es más de campo. Yo creo que la gente viene porque es barato y quedan satisfechos con lo que servimos, además es todo fresco» expresa.
«Acá se atiende a todo tipo de público, personas que vienen de sus oficinas, familias, desde el que más tiene hasta el más pobre. Se trata a todos por igual» comenta Ana María Castro, garzona del local. Actualmente tienen espacio para atender a sesenta personas, sin contar las personas que piden sus almuerzos para llevar. «A mí me conviene comprar acá porque yo me llevo el almuerzo caliente al trabajo y no tengo que estar preparando, además que el precio es muy conveniente» indica un cliente del local. María Jiménez, y otros tantos clientes consideran que la atención es buena y rápida. «Nosotros pasamos a comer acá porque al andar con los niños en la calle uno va a preferir comprarles un almuerzo antes que estar comprando comida rápida» expresa Soledad Jiménez.