Lograr que la nieve que cae en la zona cordillerana de la Región de Coquimbo se mantenga en ese lugar permite asegurar la disponibilidad de recurso hídrico durante el resto del año. Sin embargo, esto no siempre se logra, debido a las condiciones geográficas, el derretimiento o la sublimación.
Es por ello que desde el año 2013, un equipo de profesionales del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza) está impulsando una iniciativa que busca retener la mayor cantidad de nieve posible en la cordillera. Hoy, a través del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC), financiado por el Gobierno Regional, se encuentran trabajando para instalar en las tres provincias un novedoso sistema de barreras de nieve. La iniciativa considera una inversión de 260 millones de pesos.
La directora del proyecto es la glacióloga doctora Shelley MacD
Maderaonell, quien contó a LA REGIÓN, que este tipo de iniciativas se desarrollan exitosamente en otras partes del mundo.
“En Estados Unidos se han desarrollado tecnologías más económicas y menos invasivas para mejorar la eficiencia del uso del recurso hídrico. En esta línea se encuentran las barreras de nieve, las que primeramente fueron diseñadas para proteger carreteras o vías férreas de las ventiscas, como también para evitar la formación de avalanchas, ya que estabilizan las laderas muy empinadas, creando zonas de nieve estable”, dijo.
El uso de barreras de nieve como método para aumentar la disponibilidad hídrica se estudió por primera vez en los años ‘60, principalmente en Wyoming, Estados Unidos, llegándose a la conclusión que se aumenta la nieve acumulada en un 70%, se disminuye notablemente la sublimación y se incrementa el derretimiento.
“Otros estudios sobre el uso hidrológico de barreras de nieve se han realizado en Afganistán, un país con características climáticas y topográficas similares a la Región de Coquimbo, siendo una zona semiárida y de gran altitud. En Chile las barreras de nieve se usan principalmente en centros de esquí de la zona central, como método para capturar nieve adicional para las canchas. Algunas compañías mineras también han experimentado con el uso de barreras de nieve”, afirmó la glacióloga.
En este proyecto se buscará medir el impacto de por lo menos tres barreras de nieve, una en cada provincia. Las barreras experimentales van a indicar las cantidades que se puede esperar almacenar a través de este método.
“Las barreras probablemente estén construidas de madera, porque es un método tradicional y rápido de instalar. En rigor, se pueden usar diferentes materiales para construir (por ejemplo, piedras o arbustos). Los mejores meses para su instalación son entre enero y abril, cuando todavía no hay nieve en el suelo, porque si existe, sería muy difícil instalarlas”, dijo la investigadora.
El próximo martes 8 de marzo, a las 10:00 horas, en las dependencias de la Asociación de Canalistas del Embalse Recoleta (Avenida La Feria 770, Ovalle), se desarrollará un taller interactivo sobre la implementación de barreras de nieve, en el que participarán la doctora MacDonell y los otros integrantes del equipo, Sebastián Vivero (magister en Ciencia, geógrafo), Cristián Campos (geógrafo) y Robinson Godoy (técnico electrónico).