Hace sólo dos semanas que asumió, tras una larga interrogante respecto de la persona que ocuparía el cargo disponible de la Democracia Cristiana para el concejo comunal de Coquimbo. Ahora más tranquila en su oficina del concejo comunal, la educadora de párvulos, María Rosetta Paris Ávalos, nos recibe con una amplia sonrisa e invita a tomar asiento.
Con la voz fuerte que la caracteriza nos cuenta que es casada con Hernán Valdés, también miembro de la Democracia Cristiana, con quien lleva 35 años de matrimonio que define «como cualquier pareja normal», con sus altos y bajos. Tiene cuatro hijos. María Fernanda es, sin duda, la más conocida por su destacado desempeño deportivo en los pasados Juegos Olímpicos de Londres 2012. Cerca de nosotros, su nieto revolotea jugando con el celular. Es el único retoño y a quien demuestra un cariño especial «aprovechando de compartir las dos semanas de vacaciones de invierno».
Hija de un inmigrante italiano y madre chilena profesora de la Escuela de Peñuelas, Paris se desempeña actualmente en el mismo recinto. «Fue el primer matrimonio de un trentino con una chilena, cuando llegó ese grupo durante el gobierno de Gabriel González Videla».
Estudiante de la zona e inmersa entre la vida de los pescadores de la caleta, pronto conoció a Eduardo Frei Montalva quien iba «caminando por las calles». La madre de González Videla, incluso, fue madrina de matrimonio de sus padres, mostrando un lazo permanente con el mundo político desde una edad temprana.
Con militancia desde hace más de 30 años en la DC, María Paris declara que lo hace porque «creo en su proyecto, en su doctrina, lo que es bueno para el país en cómo se mejora la calidad de vida de las personas». Se define a sí misma como «una militante obrera de la política, disciplinada (…) lo que no significa que voy a andar como cabeza de bisagra diciendo que todo está bien. Cuando tengo que decir las cosas, las digo con mucho respeto». Siente un aprecio especial por figuras como el diputado Matías Walker y el senador Jorge Pizarro, «creo que han hecho un gran trabajo».
Entre la familia y la política
En las pasadas elecciones municipales de 2012, María Rosetta Paris no salió elegida entre las primeras mayorías de su lista, quedando fuera del concejo. Sin embargo, Miguel Ángel Cuadros renunció este año para asumir otro rol dentro del municipio, al igual que Mónica Álvarez, que se desempeña como directora en el área de la salud, lo cual permitió a Paris asumir en el cargo de concejala. Al respecto, reconoce que «en ningún momento se me cruzó por la mente. Cuando me dijeron, ni siquiera le tomé asunto», sonríe.
A pesar de este logro, mantiene mesura respecto de este nuevo cargo, pues considera que debe compenetrarse más con la sociedad coquimbana y sus problemas. Además se ha dado cuenta de la envergadura que rodea un puesto como miembro del concejo. «Hoy día es difícil ser concejal (…) todo el mundo trata como quiere a los políticos y resulta que un concejal gana 600 mil pesos. Yo tengo que seguir haciendo mi pega, porque me encanta el tema de la educación».
Al ser consultada por la forma de complementar el trabajo con su cargo político, considera que no hay mucha diferencia ya que «la educación es un servicio público, hoy es difícil también ser profesor de escuela pública». Señala que complementa las ocho horas que la ley le faculta para tal efecto y «después yo salgo a las cinco y haré mi pega como concejala».
En su relación cotidiana con su esposo y sus hijos, manifiesta que «ellos se lo han tomado bien». Además reconoce que se juntan todos los domingos porque «me encanta la vida en familia».