Una hora duró, en el Vaticano, la reunión del Papa con la delegación de la Conferencia Episcopal de Chile, y cuya audiencia, solicitada en noviembre, tenía como finalidad, según la Conferencia, presentar los avances de los procesos concluidos y los que están en curso, además de los compromisos asumidos por la Iglesia católica del país en torno a los casos de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
Entre los presentes estuvo monseñor René Rebolledo, arzobispo de La Serena y vicepresidente del Comité Permanente de la CECh.
Y razones para el encuentro hay varias. Unas son las que sostienen de la Conferencia, por ejemplo. Pero está también la que sostuvo Marcial Sánchez, historiador y experto en Iglesia Católica, para quien la visita «fue para tratar de limpiar un poco la imagen que ellos piensan que tienen fuera del país, que por cierto es muy mala. Pero también lo hicieron, no para limpiar la imagen de la Iglesia, sino la imagen de la Conferencia Episcopal, la imagen de la jerarquía chilena…», dijo en entrevista a este medio.
No obstante, fueron los laicos de la Agrupación Juan XXIII quienes criticaron con mayor dureza el viaje de monseñor Rebolledo a Roma.
«Como Juan XXIII repudiamos que el arzobispo de La Serena haya ido a un encuentro con el Papa, porque consideramos que tiene que dar algunas luces con mayor claridad en nuestra ciudad. Primero, que no ha tenido una opinión clara respecto a lo que se plantea frente al caso Cox, pues nunca ha dicho nada. Y segundo, nosotros somos poseedores de un informe Ciper, elaborado e investigado en el mes de julio, en donde salen algunas informaciones que nos parecen cuestionables y que no correspondía que el arzobispo haya representado a Chile en esta reunión previa, antes de que llegue esta asamblea mundial en contra de los abusos sexuales al interior de la iglesia, que se realizará en el mes de febrero», sostuvo el sociólogo Juan Rojas, integrante de la agrupación que irrumpió con fuerza en la escena regional en mayo del año pasado, después de exigir el retiro de la placa con el nombre de Francisco José Cox de la entrada de la Catedral de La Serena, lo que finalmente se cumplió. Rojas sostiene que en el reportaje «se habla de algunas condiciones, pero creo que deben preguntarle a él, porque me da pudor decirlo públicamente, pues lo que es de Dios a Dios y lo que es del César al César. Entonces no nos puede representar una persona que tenga ese perfil, por lo que debería dar una explicación a la comunidad local, a Santiago y también a Chile. Una vez hecho eso, recién en ese momento puede sentarse al lado del Papa, a quien apreciamos porque ha convocado y dado todas las instrucciones a todos sus colaboradores, primero en expulsar a Cox de la iglesia y también con lo que significó el haber bajado la placa, que estaba rememorando a un depredador sexual».
Aunque la Conferencia Episcopal entregó detalles del viaje, lo cierto es que para Juan Rojas los motivos aún no son claros.
«Dicen que los obispos viajaron para manifestar su voluntad de seguir colaborando con los cambios. Pero la verdad es que no lo sabemos, puesto que sólo se saben trascendidos, así que voy a utilizar las palabras de Juan Carlos Cruz, víctima de Karadima, antes del viaje: ‘Creo que ellos van a llorarle al Papa que los ha tratado mal…’.
Lo ideal hubiese sido que Rebolledo, antes de viajar, debió dar una explicación de lo acontecido con Cox y también poder transparentar su actividad como formador en el Seminario Mayor San Fidel, de San José de la Mariquina…». opinó Juan Rojas.
Felipe Barraza, vocero de la agrupación, aseguró que «siguiendo la misma línea de Juan, como Agrupación ‘J23’ creemos que se debe aclarar lo que dice el informe Ciper, donde Rebolledo debe dejar en claro en qué condición está. Así que antes de pertenecer a cualquier comisión o ir a cualquier encuentro mundial que combata el abuso de la iglesia, como la pedofilia, ellos deben abrir la iglesia y entregar todos los documentos voluntariamente y no esperar que lleguen a allanarlos, dado que para predicar con el ejemplo tienen que entregar todos los documentos en donde se vean los nombres y los casos de las víctimas».
Aclara que «también sabemos que existen otros curas que han sido acusados en la región y que esos antecedentes deben estar en el arzobispado, así que esperamos que entreguen esos papeles y que nos digan quiénes para saber cuántas víctimas existen en la Región de Coquimbo. Eso a nosotros nos interesa, porque con esos datos queremos saber cuántos realmente fueron los abusos que se han cometido acá en la región.
Creemos que esos documentos deben estar escondidos y que quizás los enterraron, como se hizo en otros arzobispados, pues sabemos que ellos pueden hacer y deshacer. Así que si están esos documentos queremos que los entreguen de manera voluntaria y recién ahí vamos a entrar a creer que está la voluntad de resolver este tema. De lo contrario, lo vamos a poner en duda hasta que este proceso termine y nosotros saber la opinión de Rebolledo sobre Cox».