Arquitecto especialista en valorización de camposantos realizó un trabajo sobre la capacidad de los cementerios públicos para ciudades de más de 20.000 habitantes y la región de Coquimbo resultó mal evaluada
Tomás Domínguez es de Santiago, arquitecto, y hace 20 años que trabaja en la observación de cementerios patrimoniales. Mismo tiempo que lleva estudiando el Cementerio General en cuanto a su conservatorio y patrimonio. Por eso, en 2011 decidió formar una fundación que aspiraba a hacerse responsable de este patrimonio cultural.
La fundación no prosperó, pero «me quedé con la base de datos de los cementerios en Chile y por eso cuando comenzó la pandemia me di cuenta que existía un problema y que podía agravarse aún más».
¿Qué problema? «El colapso de los cementerios en el país y en la región de Coquimbo», aclara. Y agrega que «trabajo hace 20 años en temas de valorización de cementerios y en los meses de abril, mayo y junio de este año realizamos un estudio sobre la capacidad de los cementerios públicos para ciudades de más de 20.000 habitantes, en el presente de la pandemia y el espacio para el futuro, y los resultados no fueron los más alentadores».
A finales de junio ya tenía los primeros resultados «y en agosto se avisan los resultados a la alcaldía, a concejos comunales y SECPAN, administraciones de cementerios y la respuesta y la reacción de los municipios ha sido muy contraria a lo que me esperaba, pues no han tomado, hasta donde he sabido, ninguna acción seria».
Están saturados
Dentro de las cien ciudades investigadas, avisa que la región no salió muy bien parada, ya que los cementerios de La Serena (de La Antena y Las Compañías), Coquimbo, Illapel y Ovalle están saturados «y no tienen suelo para vender y mantendrían su funcionamiento realizando exhumaciones de sepulturas temporales vencidas para abrir la capacidad que requiera la demanda local».
Entiende este arquitecto que «es un problema serio que muchas ciudades tengan sus cementerios llenos, lo que produce desgaste y dolor para la comunidad. Así que entré en la etapa de crear conciencia y por eso doy a conocer la noticia a la opinión pública».
Cuenta que estos cinco cementerios están saturados hace prácticamente una generación, «calculo que hace unos 25 años, salvo el de Coquimbo que se llenó hace 13 años, en 2007».
Como ejemplo, Domínguez dice que «una persona que nació en Ovalle o en Illapel quiere ser enterrada en su ciudad, lo que es natural de cualquier sociedad, pero lamentablemente en estas ciudades no lo están permitiendo, dado que están todos los cementerios saturados hace más de 25 años. Si bien esta es una responsabilidad de muchas alcaldías atrás, tampoco veo el interés por solucionarlo, debido a que ninguna de estas ciudades tiene algún plan que yo conozca para crear un cementerio».
¿Alguna solución? En el caso de Illapel, Ovalle, Coquimbo y el cementerio de La Antena, de La Serena, asegura que «están prácticamente rodeados por ciudades y que lo único que se podría hacer desde el punto de vista arquitectónico urbanístico, es optimizar los espacios y donde exista poco lugar construir varios niveles, pero igual el espacio es acotado y limitado».
Por eso advierte que «todas estas ciudades necesitan un Cementerio General número 2» y que, por ejemplo, «La Serena tiene la singularidad que sus dos cementerios están colapsados, pero el de Las Compañías está rodeado de sitio eriazo y como no hay nada alrededor podría crecer a más menos 6 hectáreas».
Este profesional dice ser el único que trabaja en esta materia «y sé que no hay otros actores» y que lamentablemente «las alcaldías en general no han hecho el trabajo y han dicho a este muerte no lo cargo yo».