La fuente de las denominaciones de origen en el mundo se encuentra en los países mediterráneos, principalmente Francia, Italia y España. Es por ello que conocer su experiencia y desafíos en torno al tema resulta fundamental para países como Chile que, pese a tener la segunda denominación de origen más antigua del mundo y la primera de América, aún no ha consolidado una política clara con respecto a la protección de sus productos. Allí radica justamente la importancia del Foro «Denominación de Origen: herramientas para el desarrollo agrícola y pesquero», desarrollado ayer en La Serena, y organizado por el Instituto de las Denominaciones de Origen de Chile. En la oportunidad participaron representantes de Chile, Francia y España. Entre los expositores de la jornada destacaron Begoña Benito, responsable de Calidad y Control de Fraude del País Vasco, quien dio a conocer el trabajo que se ha desarrollado en España en torno al tema y donde existen 332 denominaciones de origen registradas. En su mayoría se trata de vinos, quesos, jamón, espárragos, pimientos y carmes. En la comunidad autónoma del País Vasco se cuenta con seis denominaciones de origen protegidas. «La importancia que tienen las indicaciones geográficas y denominaciones de orígenes para el desarrollo de una comunidad, una región o un país, es que reconocen un nombre para asignárselo a un producto que tiene una vinculación por sus características de calidad con un medio geográfico determinado y esas especificidades de calidad obedecen a unos medios materiales humanos y naturales que están vinculados con ese territorio. Todo esto es reconocido por los mercados y por los consumidores que creen en ese producto. Con ello se favorece el mercado, la lealtad de las transacciones comerciales, la libre competencia y afianzar la credibilidad en nuestros productores y territorios. Es un elemento de desarrollo rural fundamental», indicó a La Región Begoña Benito.
