Fran llegó esperanzada de hablar con la estrella latina, pero todo fue en vano. Intentó una, dos y hasta tres veces lograr preguntar algo, pero no había caso. El protocolo de la conferencia ya había fijado a los periodistas y las preguntas correspondientes, y ella, al parecer, no estaba al tanto de eso.
Se levantó varias veces para captar la atención del cantante. Hizo méritos, pero nada. Tuvo que resignarse. Quedó con cuello, y no la pescaron finalmente. A su lado, el doble también debió renunciar a las ganas de poder hablar con su ídolo. O sea, el mayor bochorno festivalero de la doña de Fiebre de Viña.