Francisco José Cox en Chile para enfrentar a la justicia

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La Congregación Padres de Schoenstatt explicaró que «tal como fue comunicado en el mes de octubre de 2018 (…) y tras la realización de los exámenes médicos pertinentes, se ha podido concretar el traslado del ex obispo Francisco José Cox a Chile».

Todo esto, luego que en octubre el año pasado, el Papa Francisco tomara la decisión de quitarle el estado clerical aplicando el artículo 21 2, 2° del motu proprio «Sacramentorum Sanctitatis Tutela», como consecuencia de actos manifiestos de abusos sexuales a menores de edad. Con esta medida, no puede ejercer algunos de los sacramentos, incluyendo el oficio de la misa.

Para Schoenstatt, como lo han reconocido en varias oportunidades, tener a Cox es un problema, y por eso el viaje se ha realizado «con el fin de que enfrente los procesos que la Justicia requiera».

Además, detallaron que el ex sacerdote se encuentra residiendo en «una casa particular en las afueras de Santiago, bajo el cuidado de un matrimonio que estará a cargo de prestar las atenciones necesarias que requiere su enfermedad».

Además, sostienen que «como Comunidad hemos respondido a la orden del Papa Francisco, quien por decreto ha solicitado al Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt proveer de los cuidados necesarios a Francisco José Cox, a pesar de su dimisión del estado clerical. En cuanto al proceso judicial, colaboraremos con lo que se nos solicite y garantizaremos que Francisco José Cox comparezca ante la justicia cuando ésta lo requiera. De esta manera ratificamos, una vez más, el compromiso del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt por contribuir con la justicia, así como también de asegurar el cumplimiento de los protocolos establecidos para que hechos como este no vuelvan a ocurrir al interior de nuestra Iglesia».

Sólo pedimos que se haga justicia

Godoy es el primer denunciante de Cox. Y por ende, la sensación de saber que ya está en Chile, luego de un periodo largo de lucha, es rara. Pero también «de que se pueda hacer justicia». Lo conoció cuando tenía 13 años «y era un cura encandilante, una persona que te conquistaba. Era una persona maravillosa y le tomamos un cariño de inmediato», relata.

Pero ese cariño que en su momento sintió, hoy no existe. Dice que «aunque uno se ponga esa coraza de valiente, en el fondo igual es algo que intimida y que en realidad no se puede pasar por alto».

Admite Godoy que «todo ha sucedido muy rápido y ha sido un camino de espera largo. Pero si te pones a sumar en el tiempo, ha sido corto. Lamentablemente la justicia es así, los procesos son así. Ahora espero que se haga justicia, que se actúe como debe ser y que se haga el trabajo que corresponda. Y que creo, mis abogados así lo harán. Ahora Cox debe dar la cara, que no se esconda. Quiero que salga de su escondite y que con lo que le queda de vida, de dignidad, que dé la cara».

Respecto al papel que ha cumplido el arzobispo René Rebolledo, comentó que «jamás ha entregado una opinión pública, ni tampoco la cara en esto. Por respeto a las víctimas, la palabra de él como Iglesia debería estar y no lo ha hecho. Se ha escondido: O no quiere manchar su imagen o el tema le afecta. Yo agradezco la gestión que hizo en su momento, pero hoy no lo veo como una persona abierta con este tema».

Desde la Agrupación Juan XXIII se mostraron contentos con la noticia. «Porque partimos con esto en marzo del año pasado y hoy, pronto a cumplir un año, lo tenemos de vuelta», cuenta el vocero Felipe Barraza.

También señala que «para nosotros fue sorpresivo, dado que no lo esperábamos tan pronto, pero llegó y eso nos pone contentos, porque sabemos que no lo están encubriendo y ahora queremos que esté cerca de la justicia para que pueda responder por todos los crímenes que cometió acá en La Serena y también en otras ciudades. En este minuto pensamos en los sobrevivientes, en las víctimas de Cox, en quienes pudieron contar su verdad y que hoy ha generado que esto, que fue revuelvo mundial, tenga por fin un resultado y es que Cox ya está en Chile, sin necesidad que existiera una extradición o un juicio de por medio. Sin embargo, todavía queremos que se siente en el banquillo de los acusados y que responda por todo lo que hizo, ya que actuar marcó la vida de muchas personas».

En tanto, el sociólogo Juan Rojas, otro de los fundadores de la agrupación, que ya cuenta con ocho personas, manifestó que «en esta situación existen dos elementos. Uno, que es el recorrido que se ha hecho con los ciudadanos, ya que la Agrupación Juan XXIII no solamente está compuesta por nosotros, sino que también a lo largo de todo este tiempo ha sido apoyada por diputados, senadores, alcaldes, concejales, que encontraban que acá existía una injusticia y que era vox populi, pero que nadie se atrevía a decir. Por otro lado, quería referirme a las víctimas, a los sobrevivientes, que durante todos estos años han sido maltratados y humillados por su denuncia en forma inclaudicable en busca de la verdad. A esos niños de hace veinte años, como Hernán y Abel, que hoy buscan justicia. Pero también decirle a la sociedad de La Serena que tome conciencia de lo que significa tener una iglesia con este tipo de enfermedad, que no se sana con la cárcel. Es por eso que pedimos la justa retribución para las víctimas y no solamente en dinero, sino que también por el daño moral que han recibido. Por lo mismo que este viernes realizaremos una jornada cultural en la Plaza de Armas y que terminará con una velatón en homenaje a las víctimas, porque queremos y exigimos que se haga justicia».

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