Aunque la derrota era clara en el Congreso, el diputado UDI rechazó cada vez que pudo el retiro del 10% del fondo de pensiones, porque «uno debe actuar por principios, valores, y no tratar de pretender gustarle a la gente…».
La derrota en el Congreso fue un duro golpe para el Gobierno. También para los partidos de Chile Vamos. Para la UDI, donde la crisis en su interior recién comienza luego de que algunos de sus diputados y senadores votaran a favor del proyecto de ley que permite el retiro voluntario del 10% de los fondos AFP.
Otros, sabiendo que el partido ya estaba perdido, mantuvieron su voto en rechazo. Juan Manuel Fuenzalida fue uno de ellos. Y no teme que eso le cueste caro en las próximas elecciones. Al contrario, «ya que no estoy acá para aferrarme a un cargo», cuenta.
Como UDI dice que están en la posición de dar vuelta la hoja, sabiendo que lo que ha ocurrido en estas dos últimas semanas «es una voz de alerta, y que por eso debemos generar una mayor unidad, una mayor coordinación, y empezar a plantear nuestras propias propuestas y no depender tanto de un Gobierno que, lamentablemente, llega tarde con sus proyectos, con sus programas», afirma.
Por lo mismo, asegura que «debemos empujar las cosas en las que nosotros creemos, sacar adelante un proyecto basado en los principios y valores en los cuales creemos quienes pertenecemos a un partido, porque cuando ingresas a un partido estás en las buenas y en las malas, y debes entender cuál es el camino que tiene ese partido».
¿Cree que algunos parlamentarios, al votar a favor de este proyecto, se olvidaron de esos «principios y valores»
«Para nada, pues como dijo Julio César: ‘la suerte ya estaba echada’. Primero se aprobó en la Cámara de Diputados con una votación que superó los 3/5, después en el senado con los 2/3, y algunos optaron por algo que era de toda lógica, que era popular, pero es parte de la democracia, y cuando crees en la democracia tienes que aceptar también las decisiones de otros. Sin embargo, como UDI debemos tener más conversaciones, más unión y más coherencia al momento de plantear nuestras propuestas y no entrar en la lógica del sálvese quien pueda.
¿Y por qué usted no optó al igual que otros en esa lógica si la suerte ya estaba echada?
«Creo en los principios y valores por los cuales ingresé al servicio público, y el tema del 10% es una mala medida. Era mejor que el Gobierno desembolsara esa ayuda antes de hacer uso de los ahorros personales… Mi pensamiento e ideología me hacían entender que ese tipo de proyecto solucionaba, claro, un problema hoy de mucha gente, pero que nos hace hipotecar un problema futuro para otras generaciones».
En la jerga popular usted murió con las botas puestas…
«Soy coherente y siempre seré consecuente por lo que pienso. No estoy en un concurso de popularidad, puesto que cuando estás en un cargo de representación popular, tienes que liderar ciertos pensamientos, debes representar a ciertos sectores y no basarse en lo que digan las barras o las redes sociales, sino que debes pensar en todo lo que significa la medida. Y analicé las distintas medidas y, claro, hoy no conocemos los efectos, pero sí los generará en el mediano y largo plazo, lo que será muy negativo para la sociedad en la que hoy creemos».
Es más respetable la persona que fue consecuente hasta el final, más que aquellos que se subieron al carro de la victoria…
«Yo mantuve mi votación, mi pensamiento y mi consecuencia. Uno no puede guiarse por el barómetro de lo que está ocurriendo en el día a día, sino que tiene que tener una línea, y en ese sentido he tratado de mantener la línea en la que creo»
¿Le puede costar caro su consecuencia pensando en las próximas elecciones?
«Yo no estoy acá para aferrarme a un cargo, sino para representar una ideología, y en ese sentido no me complica para nada decir que actué de una manera y nunca voy a estar sujeto a la presión, y menos por una reelección voy a cambiar mis pensamientos».
¿Se sienten traicionados por aquellos que votaron a favor?
«Para nada. Acá cada uno tiene su libertad de conciencia y cada uno obra de acuerdo a sus pensamientos, así que no siento traición. Yo me siento bien de haber hecho lo que hice, y en ese sentido no me arrepiento y hoy debemos asumirlo, así funciona la democracia. La mayoría optó por un tema y a mí me tocó estar en la minoría. Pero insisto, uno debe actuar por principios y valores y no tratar de pretender gustarle a la gente».
¿Cuál la autocrítica que hace de todo esto?
«Que no hemos sido capaces de enfrentar ciertas cosas, ser demasiado leales, condescendientes con las propuestas de Gobierno y creo que hoy tenemos que también tener un camino propio que permita hacer propuestas serias, con sentido de urgencia y que nos permita pavimentar el camino al Chile en el cual nosotros creemos y al que se tiene que dirigir este país».