Ricardo Soto, ex jefe de gabinete del alcalde Roberto Jacob, sigue dándoles dolor de cabeza al municipio de La Serena. Fue notificado de su despido en julio del año pasado, pero durante el último concejo municipal su nombre salió al tapete. Esta vez, porque demandó por más de 50 millones de pesos al municipio por «despido injustificado» luego de 7 años prestando servicios en el municipio. Finalmente, y tras un advenimiento, recibirá más de 28 millones de pesos, lo que provocó la molestia de algunos concejales, entre ellos Pablo Yáñez.
Fueron tres las demandas en las que se tuvo que llegar a un advenimiento y así no pagar grandes sumas de dinero, pero fue el caso del exhombre de confianza del edil Roberto Jacob, el que sacó ronchas. Chispas. Dado que «es una persona de confianza que falta a esa confianza y que además, era nefasto para la misma gestión del alcalde, por lo que hemos sabido. Entonces, hay que ser extremadamente descarado y poco digno para haber demandado al municipio. Lo lógico es que se hubiese ido dignamente sin nada», dijo el concejal Yáñez, aún molesto por la situación.
Y agregó que «lo de Ricardo Soto es favorable para el municipio, porque a la larga él esperaba mucho más, así que por ese lado diríamos que perdió. El acuerdo con el municipio era conveniente, pero desde mi impresión personal es un descarado por haber pedido indemnización».
Sí, una indemnización que Ricardo Soto encuentra justa y correcta. Porque el exfuncionario es muy claro en señalar que «yo no llegué con el alcalde Roberto Jacob a trabajar, pues no era de su grupo de confianza. Yo estaba del año 2010 trabajando en el municipio con el exalcalde Raúl Saldívar y me correspondía renunciar por el año 2013, pero Roberto (Jacob) me dijo que no renunciara –en ese momento tenía otro cargo- y me nombró como su jefe de gabinete. Además, acá es fácil hablar de ética, cuando la persona que esté libre de culpa que tire la primera piedra… No sé si las personas que hablaron son suficientemente éticos para cuestionar la demanda de un trabajador, en el caso mío, que fui despedido sin ninguna explicación, de la noche a la mañana. Traté de que se me explicaran los motivos del término de mi trabajo y nunca me los dieron. Estimo que fue por una grabación clandestina, que es ilegal y que está siendo investigada por la fiscalía. Entiendo que por esa grabación fue mi despido, pero tampoco sale en mi término de contrato cuál fue la causa».
Ricardo Soto, que al momento de su desvinculación se desempeñaba como administrador del estadio La Portada, afirmó que «traté de hablar con el alcalde, pero no me recibió. Se buscaron todas las instancias extrajudiciales para llegar a un acuerdo y salir sin ninguna demanda y eso lo puede corroborar mi abogado, que habló tres veces con el municipio para llegar a un acuerdo, pero el municipio no quiso. Insisto.
Buscamos todas las instancias para salir de manera correcta, pero cuando te cierran las puertas,… y como cualquier trabajador que tiene derecho, se acude a instancias legales. No creo que sea poco ético que los trabajadores reclamen sus derechos cuando son despedidos injustamente, como siento que fue mi caso. Quiero aclarar, además, que nunca quisimos llegar a esa instancia, pero después de varias oportunidades donde se trató de buscar una explicación para no llegar a una demanda, me cerraron las puertas y cuando sucede eso, los trabajadores tienen derecho como todos. El cargo no te hace diferente, sino que somos todos trabajadores y cuando de la noche a la mañana te despiden sin explicación, tienes derecho a continuar con los cauces legales que te entregan las leyes».
A soto, al momento de su despido, le dijeron que su contrato no fue renovado porque se había terminado el programa, «pero es un argumento que se esgrime al momento de terminar una vinculación de carácter honorario, pero en términos generales es un despido injustificado, porque no establecieron el motivo», aclara el defensor.
Respecto al audio, comenta que «si bien fue lo que provocó la salida de mi cliente, no se estableció como motivo para su despido. Pero se entendía que era por este audio que había llegado al oído del alcalde en forma maliciosa, en vista de que llegó con un filtro y porque se escucha solo la voz de mi cliente, no la del interlocutor, visto que le ponen un pito al momento que interactúan. Es una situación rara y por eso también esto va por otro camino, en una denuncia que existe en la fiscalía y que se está investigando por esta grabación ilegal y que va albergar en el futuro una querella en contra de quien resulte responsables».
El famoso audio filtrado…
Mucho se especuló en su momento que la real causa del despido del exhombre de confianza del edil fue un audio filtrado que llegó a los oídos justamente del alcalde y donde Ricardo Soto, en conversación con otra persona, se refería no en buenos términos al jefe municipal. Hecho que para Soto nunca fue el motivo, debido a que «nunca me lo comunicaron» y que por eso, «está en una investigación en la fiscalía, pero no me voy a referir a ese tema».
El exfuncionario sí fue tajante en apuntar que en el audio nunca «hablo mal del alcalde. Puedo haber hecho alguna crítica a alguna gestión, pero nunca he hablado que el alcalde es una mala persona, todo lo contrario. Ahora cuando se conversa el tema en un ámbito absolutamente privado, con personas que uno cree que le puede confesar estos temas, y lo graban, existe una investigación. Fui sujeto de una trama para poder, a lo mejor, ser despedido. Pero no he hablado mal del alcalde».
Sobre la misma, añade que «los tribunales determinaron que el despido fue injusto, puesto que no me dijeron que era por el audio. Lo correcto hubiese sido, si fue por el audio, que lo hubiesen dicho. Por último me llaman y si me lo hacen ver, uno sale con la frente en alto, pero uno es persona y hay que tratarlo como tal. Soy trabajador y uno cuando es pisoteado y humillado, tiene derecho a defenderse, porque si no te dan explicación, no te reciben y quieres conversar, arreglar las cosas a la buena, pero no te abren las puertas, qué puedes hacer. Y lo que puedan decir algunas personas y concejales de lo ético, lo lamento. Hay algunos que viajan todos los años a San Juan, a pasear y ganar su buen viático y no creo que sea una cosa muy correcta tampoco».
Daniel Rojas, abogado de Soto, aclara sus dichos y reafirma que sí, que antes de iniciar la acción laboral, la demanda en contra de la municipalidad, «tuve alrededor de tres a cuatro acercamientos con un intermediario actuando de buena fe entre el alcalde y mi cliente para tratar de llegar a una solución. En esas reiteradas reuniones siempre estuvo la intención de llegar a un acuerdo porque él entendía que se debía pagar indemnizaciones por los años de servicio, pero como el alcalde nunca quiso, llegamos hasta el final. Y tuvimos que hacerlo, dado que el alcalde se puso tozudo y no quería nada. Finalmente, se llegó a una advenimiento que fue bueno para mi cliente, porque ratifica que el funcionario público, en este caso municipal, tiene derecho a un indemnización por los años de trabajo y se le reconoció su derecho y nosotros, como abogados, quedamos conformes con la tarea realizada en el tribunal laboral».