Alejandro Pizarro, corresponsal del diario El Mercurio, fue atacado por barristas porteños cuando invadieron el campo de juego, este viernes en el Francisco Sánchez Rumoroso. Pese a las amenazas, él seguía sacando fotos: «Tenía que hacerlo, era la noticia del momento…».
Pudo haber sido peor. Quizás tuvo suerte, porque fue un barrista quien lo agredió, y no dos ni tres. Porque Alejandro Pizarro, reportero gráfico del Mercurio, no lo pasó bien en el duelo entre Coquimbo Unido y Audax Italiano, que fue suspendido debido a graves incidentes provocados por parte de la barra del elenco pirata tras invadir el campo de juego cuando se jugaba el minuto 17 de la primera parte.
Esto, debido a la muerte de Jorge Mora, hincha de Colo Colo atropellado por un camión de Carabineros el martes pasado a las afueras del Estadio Monumental.
«Uno de los hinchas me pegó una patada y también un puñete, aunque no me movió mucho», ríe hoy Pizarro, ya más tranquilo luego del episodio del día viernes en el Francisco Sánchez Rumoroso.
Pero no sólo sufrió agresiones físicas, sino que también verbales, siendo el típico ‘andai sapeando…’ el más gritado.
Relata que «estaba en el arco de Audax cuando comenzaron a tirar bengalas y abrieron un lienzo, el que luego guardaron. Con los minutos, nuevamente las bengalas, el lienzo con la consigna: ‘calles con sangre, canchas sin fútbol’ y se metieron a la cancha, donde algunos agredieron a los chicos del CDF, a las cámaras, a los guardias de seguridad. Yo estaba con Hernán Contreras (también fotógrafo) en el arco de Audax e inmediatamente comenzamos a guardar los equipos (los computadores) porque sabíamos que podía pasar algo…».
Recuerda Pizarro que se instaló cerca de las bancas en donde se sientan los jugadores suplentes, cuando ve que tres sujetos se le acercan.
«Eran tres barristas los que me apuntan, con correas en la mano, mientras yo sigo sacando fotos, y uno de ellos, a los segundos, se acerca y me lanza una patada, y yo sólo atino a ponerme en posición de choque. Pero en ningún momento lo insulté, no hubo ninguna provocación de nadie, al menos de los que estaban cerca de mí».
Admite que quizás la única provocación fue seguir sacando fotos, pese a las amenazas que recibía.
«Esa era la única provocación, pues yo seguía sacando fotos cuando él me decía que no lo hiciera, pero tenía que hacerlo, si era mi pega, era la noticia del momento. Pero nunca lo provoqué, sino que estaba registrando lo que estaba pasando en ese momento».
Apoyo transversal
La foto donde se ve que es agredido fue viral. Y también los apoyos que llegaron de todas partes.
«Los jugadores de Coquimbo, que estaban mirando lo que pasaba, también me dijeron que me corriera por mi seguridad. En el estadio es primera vez que me ocurre algo así, ya que en otras circunstancias, como en las marchas, lógicamente estás más propenso a que te pueda pasar algo, aunque no entienden que uno está haciendo el trabajo. Acá uno está cumpliendo la labor, registrar para informar».
Lo que a Pizarro lo deja tranquilo es que en todo momento sólo estaba cumpliendo con su labor, y eso se lo hicieron saber desde la misma institución porteña.
«Estaban todos preocupados y estoy agradecido, ya que las muestras de cariño han sido inmediatas. De Coquimbo Unido me entregaron sus muestras de cariño, preguntando cómo estaba, si es que me había pasado algo más… Y claro, tampoco fue mucho, y fue porque quizás tuve suerte, aunque igual no es menor lo que pasó».
«Los jugadores de Coquimbo, que estaban mirando lo que pasaba, también me dijeron que me corriera por mi seguridad. En el estadio es primera vez que me ocurre algo así, ya que en otras circunstancias, como en las marchas, lógicamente estás más propenso a que te pueda pasar algo, aunque no entienden que uno está haciendo el trabajo. Acá uno está cumpliendo la labor, registrar para informar».
Lo que a Pizarro lo deja tranquilo es que en todo momento sólo estaba cumpliendo con su labor, y eso se lo hicieron saber desde la misma institución porteña.
«Estaban todos preocupados y estoy agradecido, ya que las muestras de cariño han sido inmediatas. De Coquimbo Unido me entregaron sus muestras de cariño, preguntando cómo estaba, si es que me había pasado algo más… Y claro, tampoco fue mucho, y fue porque quizás tuve suerte, aunque igual no es menor lo que pasó».