Con la contratación de un geógrafo y el diseño de cartografías y sistemas de información de viviendas y hogares, la institución comenzó la cuenta regresiva para un nuevo proceso censal, que buscará llenar el vacío de información dejado por el criticado censo de 2012, cuyos resultados fueron definitivamente dados por nulos.
Pablo Portilla V.
Luego que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) desahuciara definitivamente el fallido Censo de Población y Vivienda 2012, debido a que sus múltiples fallas hicieron inútiles sus resultados, la entidad ya inició los preparativos para desarrollar un censo abreviado en abril de 2017.
El director regional del INE, Patricio Latorre, explica que a nivel local “ahora estamos en un proceso de selección de un geógrafo para apoyar en la recolección de información territorial, los planos reguladores, información de nuevas edificaciones que se están ejecutando en las comunas, para ir determinando cuál es el área de la población objetivo, dónde está emplazada. Ya en 2016 debiéramos hacer lo que se llama precenso, que es levantar un catastro de viviendas y hogares. Con eso podemos estimar cuál va a ser el trabajo, cuál es la cantidad de censistas que vamos a necesitar por territorio, el número de personas que deberíamos entrevistar”.
Este nuevo censo, por su carácter de abreviado, tendrá menos de las 48 preguntas que contuvo el cuestionario usado en 2012 y estará dirigido primordialmente a recoger datos de población, por sobre los de vivienda. Esta decisión se vincula con el hecho de que todo el empadronamiento de efectuará en un único día y con censistas voluntarios –como se hizo en Chile hasta el año 2002–, como también porque el tiempo de preparación de un censo completo sería aun más largo, impidiendo que se concretara dentro del plazo previsto, con las negativas consecuencias que ello tendría sobre la planificación de políticas públicas.
