Intervención humana en Estero de Tongoy hace migrar a especies animales

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Desde el año pasado se han realizado cerca de 15 intervenciones.

Expertos advierten efectos en la flora y fauna, además que es ilegal, nocivo y puede impactar negativamente al turismo, «pues puede cambiar la dinámica y la forma en que está desembocando», afirma Carolina Vega, coordinadora
del Proyecto GEF Humedales Costeros.

Personas han abierto zanjas para que el agua corra hacia el mar. Situación que viene ocurriendo desde agosto del año pasado y que se ha incrementado.
El estero está conectando con la playa y se supone que escurra como algo natural, «pero ya son reiteradas las intervenciones, con gente que lo hace con palas y todos están al tanto, pero no se resuelve el problema», se queja.

Incluso, hay una persona por redes sociales incitando a esta apertura, y si bien se le ha oficiado, solo queda en eso, «cuando todos los estamentos deberían estar involucrados. Popularmente se maneja mucha desinformación, no existe un acuerdo entre lo que debería hacerse y no permitir».

La también bióloga marina de profesión, que trabaja junto a otras tres personas resguardando el sitio, reconoce que en reiteradas oportunidades han explicado que al abrir y que se mezcle el agua dulce con la salada, «afecta al ecosistema y a las especies, pero la gente no lo entiende y lo hace una y otra vez, porque dicen que antiguamente era así, pero no se han dado cuenta que hemos avanzando, que hay cambios climáticos. Esto se viene arrastrando desde agosto del año pasado y se ha intervenido unas 15 veces».

Al lugar llegan cisnes, garzas, pato jergones, colorados y reales, también las golondrinas, que el año pasado ayudaron a disminuir mosquitos y zancudos.

Una normativa

Los efectos del cambio climático dejaron de ser una alerta del futuro para transformarse en una preocupación del presente. Y si a eso se le suma el factor humano, sin duda que los humedales corren serio peligro.

Para el cuidado, el trabajo que hace años viene desarrollando GEF Humedales Costeros, dependiente de la seremi del Medio Ambiente, quienes buscan mejorar el estado ecológico y de conservación de los humedales del centro y sur de Chile. En la región de Coquimbo, en el humedal del río Elqui.

Carolina Vega, coordinadora local del proyecto, explica que, por temas de cambio climático, sequía y sobre todo extracción de agua en la cuenca, «esto ha provocado que disminuya la cantidad de agua que baja por los cursos de los ríos y por acción del viento o marejadas, entre otras, se forman estas barras que impiden la salida del río o el humedal al mar.

Lamentablemente en Tongoy se ha sostenido la idea, por algunas personas, que esto no es algo natural, pero sí lo es debido a las condiciones en las que estamos y cada vez serán más los ríos que no desembocarán al mar producto de las condiciones climáticas y otras». Porque salvo el río Limarí, no existe ningún otro río en la región que esté desembocando al mar.

Enseña que esta intervención puede provocar impactos negativos en la flora y fauna, «pero también en la misma morfología, morfodinámica e hidrodinámica del humedal, porque cuando se abre de mala manera, sin los estudios necesarios, puede ser peor incluso para lo que las personas están buscando. Y tampoco se puede llegar y hacer, toda vez que los humedales tienen una normativa y se debe contar con la autorización ambiental, como presentar una consulta de pertinencia que indiquen lo que se hará y la justificación».

En la actualidad, el Estero de Tongoy está en proceso de declaración de humedal urbano, «así que no es llegar e intervenir, ya que se está impactando en las especies que están de alguna manera utilizando estos hábitats, por ejemplo en la temporada estival, ya que las aves dejan el lugar».

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