El programa Aprender en Familia de Fundación CAP destaca la importancia del juego en el desarrollo de habilidades socioemocionales, especialmente en los niños y niñas.
El juego es una parte fundamental de la vida de las personas; es un impulso primario, vital y gratuito, que nos lleva a conocer el mundo, explicarlo y dominarlo. Por otro lado, permite distraerse, compartir, pasarlo bien, conectarse con los demás y desarrollar nuevas habilidades, principalmente en los niños y niñas, pero también en los adultos.
Jugando podemos potenciar diversas actividades como:
- Desarrollar habilidades:
Por medio del juego, los más pequeños son capaces de buscar diferentes soluciones y alternativas para poder alcanzar y cumplir sus objetivos propuestos. Jugando se pueden adoptar formas, valores y significados, dando la posibilidad de transportarse a otros espacios en los que son capaces de superar miedos, visibilizar las oportunidades de cumplir sus sueños, y expresar las emociones sin límites.
- Sentirnos cerca de las personas que queremos:
Es muy importante que al momento de jugar, incluyamos a todos los miembros de la familia, sacándolos de su rutina diaria. Este espacio, permite el fortalecimiento de la identidad de cada uno, también la del grupo familiar, y que se conozcan un poco más unos a otros.
- Compartir nuestros sentimientos:
Como padres y tutores es muy importante estar atento al juego de los niños y niñas, ya que al sentirse más cómodos y libres, es donde sus emociones se hacen más evidentes. Se debe tomar en cuenta que los niños y niñas juegan con experiencias que les pasan en su rutina diaria, y como adultos es muy importante aprovechar esta oportunidad para expresar lo que sentimos ante las mismas situaciones y llegar en conjunto a alternativas para resolverlo.
- Aprender a desconectarse:
Desarrollar estas actividades recreativas en familia, permite dejar de lado las exigencias y los problemas cotidianos, dando lugar a un espacio de relajación, reduciendo el estrés, liberando hormonas que generan felicidad y bienestar, que motivan a hacerlo nuevamente y constantemente.
- Conectar nuestro pensamiento con las emociones y sensaciones del cuerpo:
Al jugar activamos las distintas áreas de nuestro ser, al mismo tiempo que se manifiestan nuestras emociones, ya que nuestro cuerpo va adoptando nuevas posturas que difieren de las que comúnmente tenemos durante el día a día. Y aunque el juego no exija una actividad física permanente, el cuerpo responde a las emociones y comienza a dar distintas respuestas. Cuando una persona juega siempre está intelectual, corporal y emocionalmente activo.