«La Cruz Roja Chilena entrega ayuda, pero es difícil el financiamiento de las filiales»

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2Ante una catástrofe siempre están presentes. Se calcula que son cerca de 300 millones de voluntarios a nivel mundial quienes participan de este movimiento voluntario. Tienen más de cien años en el país y en tiempos difíciles siempre se puede contar con ellos cuando la sociedad los necesita. Se trata de la Cruz Roja, organismo internacional de ayuda humanitaria que cuenta con su propia filial en Coquimbo.

María Cecilia Vargas, Presidenta de la Filial Coquimbo de Cruz Roja Chilena, nos cuenta que «este es un movimiento voluntario, pero que requiere de mucho trabajo, todos quienes colaboran aquí deben considerar disponer de tiempo suficiente para asumir responsablemente el compromiso de trabajar como Cruz Roja».

Son alrededor de 60 los voluntarios que componen la Filial Coquimbo, cuyas edades van desde los 14 hasta los 83 años, sin distinción. «Al movimiento puede entrar cualquiera que tenga las ganas de ayudar».

Un rol importante que jugaron estos voluntarios durante la catástrofe que afecta a la Región de Atacama, fue la implementación rápida del programa internacional «Restablecimiento  del Contacto entre Familiares – RCF», permitiendo desde las primeras horas de la emergencia que personas de Copiapó, Chañaral, El Salado, Diego de Almagro, Alto del Carmen y otras localidades afectadas, pudieran llamar a través de teléfonos celulares y satelitales de la Cruz Roja a sus familias, No menos importante, fue que recibieron cientos de llamados desesperados de personas de otras ciudades de Chile y del extranjero, solicitando conocer el estado de sus seres queridos en las zonas de la catástrofe, incluso, llegaron a prestar ayuda a extranjeros que se encuentran viviendo en la zona.

El rol de los jóvenes

Sobre la participación de los jóvenes, M. Cecilia Vargas reconoce que «la Institución está fuerte y saludable. Tenemos algunas dificultades porque la sociedad ha cambiado, los valores de las personas han cambiado, sus prioridades también, pero el sentimiento humanitario no cambia. Para las catástrofes todos quieren ayudar, aunque sea un rato que tengan libre. Los jóvenes y los adultos no tienen distinción en cuanto a ser bondadosos».

En Chile, este movimiento fue fundado con el nombre de «Cuerpo de Salvavidas y Guardias de Propiedad» el 18 de diciembre de 1903 en Punta Arenas, a iniciativa de un ciudadano italiano llamado Vittorio Cuccuni Nannelli, junto a un grupo de chilenos e inmigrantes de diferentes países. Desde entonces existen cerca de 40 mil voluntarios a lo largo del país, que son formados en diferentes áreas no sólo para los tiempos de catástrofe o guerra, sino también como ciudadanos integrales que colaboran con acciones concretas para la comunidad.

Uno de los temas que más preocupa a la organización es poder contar con los recursos necesarios para seguir adelante con su trabajo voluntario. Al respecto la presidenta indica que «a través de la Cruz Roja Chilena se dispone de importantes recursos para entregar ayuda humanitaria, pero no pueden ser destinados para el funcionamiento de las filiales, entonces los gastos domésticos como la luz, el agua, el teléfono, el gas, el internet, que son necesarios para poder trabajar, los debe cubrir cada filial con sus propios recursos».

Además agrega que en cada colecta, lo máximo que hoy se alcanza a reunir son alrededor de 300 mil pesos, con los cuales no pueden cubrir todos los gastos que supone mantener la sede en una ciudad con una población que supera las 200 mil personas. «Cuando hay una catástrofe todos esperan recibir ayuda, también de la Cruz Roja, pero cada voluntario que sale a terreno necesita implementos como botas, mascarillas, alcohol gel, ropa limpia y todo eso sale de su propio bolsillo».

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