Si bien el año pasado, y gracias a las iniciativas como la Ruta Salvavidas, se logró aumentar de un 11% -en 2019- a un 23% de voluntarios, el porcentaje aún está lejos del 50% que se necesita para mantener stock suficiente en los principales centros de salud.
Esta vez no se trata de la metafórica premisa que dice que, si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma, sino de algo cercano a la realidad. Y que, señalan en el Hospital de La Serena, ha dado buenos resultados.
Lo cierto es que la donación de sangre -este lunes 14 de junio se celebra el Día Mundial del Donante- hace mucho tiempo que es un tema complejo.
Para algunos donar sangre es una tranquilidad, ser libre como el viento, y para otros, peligroso como el mar, como reza la canción de un tal Luismi.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia, y el temor de la gente a salir, además de las cuarentenas, todo se agudizó. Problema mayor para quienes trabajan en los bancos de sangre, pero que al igual que Arquímedes, un día gritaron ¡Eureka! Y así, en vez de esperar que la gente llegara voluntariamente a donar sangre, fueron ellos quienes salieron.
Primero a la calle, en un lugar de calle Peni que les facilitaron. Pero después salieron a otras comunas, e incluso a sus hogares. Y si a eso se le suma iniciativa de la Ruta Salvavidas, el resultado a más de un año comienza a ver importantes avances.
«Desde hace mucho tiempo que se lucha por tener donantes de sangre, y lógicamente que con la pandemia el tema se agudizó más, porque generalmente los servicios de banco de sangre están inmersos dentro de un hospital. Además, estuvimos mucho tiempo en cuarentena, muy limitados de movilizarnos y la gente por eso se limitó a salir», cuenta Ignacio Irarrazabal, tecnólogo médico y jefe del banco de sangre del Hospital La Serena.
Dentro de las
estrategias y
soluciones, lo primero
fue salir del recinto
«Y nos pusimos en un lugar que se nos facilitó en calle Peni, donde la gente tuvo un poco más de seguridad de acercarse a donar sangre. Fue una muy buena estrategia, y además se instaló la Ruta Salvavidas, el proyecto más grande y que más resultado nos ha dado para poder subsanar esta disminución importante de donantes de sangre», agrega.
A las comunas
Hasta la fecha, el equipo ha recorrido más de 2.500 kilómetros, llegando a cinco comunas (Salamanca, Illapel, Los Vilos, Vicuña y Andacollo) para obtener sangre para los pacientes más gravemente enfermos de la región.
«Con esta ruta acercamos el banco de sangre a todas las comunidades, en donde sabemos que existe mucha voluntad pero se encuentran con la dificultad de que no existe un recinto donde se pueda ir a realizar la donación, y la verdad es que tuvimos excelentes resultados. Igualmente, y a través de gestiones, se pudo conseguir un móvil para llegar a los domicilios, especialmente en tiempos en donde hubo mucha restricción para salir, mucho temor por los peak de contagios, así que nosotros nos acercamos a los hogares de los donantes y hasta ahora nos preguntan cuándo iremos nuevamente», afirma el médico.
De hecho, de los 4.450 donantes en 2019 que logró captar el establecimiento en cinco colectas realizadas, 445 fueron voluntarios o altruistas, es decir sólo el 11%. Mientras que el año pasado y gracias a la estrategia de la Ruta Salvavidas, no sólo lograron aumentar a 5.101 donantes, sino que realizaron 25 colectas móviles, alcanzando 1.166 donantes voluntarios y un 23%, todavía lejana del 50% que se necesita para mantener stock suficiente en los principales centros de salud del país.
«Considerando que este número se dio en pandemia, creemos que ha sido un logro bastante importante y fue producto, insisto, de esta movilización que hicimos con nuestro equipo de trabajo. De verdad que ha sido bastante bonita la experiencia, de mucho trabajo, pero es súper reconfortante ver los números y que todo el trabajo que uno ha realizado está avalado».
Pese a los buenos resultados obtenidos, en el equipo siguen creyendo que, en el país y en la región, todavía falta la cultura del donante.
«Falta mucho aún, es verdad, pero de igual forma creemos que las generaciones nuevas, quienes están cumpliendo los 18 años, vienen con esa cultura un poco más impregnada. Existe mucho donante voluntario joven con interés de realizarlo justamente porque se les ha ido concientizando. En general esta falta de cultura a la donación es por el desconocimiento y un poco al egoísmo, pues muchas veces la gente dice: no voy a donar sangre porque si le pasa algo a un familiar, a un conocido, ahí lo haré. Pero pueden pasar varios años hasta que esa situación suceda y es tiempo que se pierde y que la persona sí pudo haber donado sangre hasta tres veces durante el año. ¿Sabe? Mucha gente conoce la donación de sangre cuando justamente un familiar o un conocido sufre un accidente o una enfermedad y requiere ahí la donación».