Cayó detenida hace 15 años por un delito que no quiere recordar «y que ya he cumplido con creces».
María del Pilar, nombre social de acuerdo a la identidad de género, no ha pasado desapercibida en las cárceles del país. Comenzó en 2004 a cumplir condena y, desde entonces, acumula un recorrido por penales de Antofagasta, Valparaíso, Biobío, Puerto Montt, Rancagua, Santiago Sur y La Serena, en Huachalalume, unidad a la que llegó en febrero de 2017.
Para algunos, una líder positiva que ha luchado por el derecho de los transgéneros e incluso, como asegura, «interponiendo mis intereses personales por la defensa y los derechos humanos de mis compañeras pares».
Para otros, una interna altamente conflictiva, líder negativa entre sus pares y refractaria al sistema penitenciario. Un riesgo para la seguridad de los demás reclusos y del personal.
«Su negativa a ser evaluada por profesionales médicos, el rechazo a tratamientos y las amenazas y conflictos con otros internos, han marcado su paso por la unidad penal. Justamente el último de estos episodios se vivió a mediados de julio, luego que un grupo de internos trans y homosexuales –liderados por María del Pilar- se negaran a compartir módulo con otros reos de la misma condición, desencadenando un enfrentamiento que los mantiene segregados y a la espera de un eventual traslado», comentó una fuente al interior del penal.
Traslado al sur
En cinco meses cumplirá su condena. Obtendrá su libertad, lo más preciado para un preso. Pero los barrotes y los pasillos de Huachalalume no serán su último destino, ya que prontamente será trasladada hasta la ciudad de Rancagua después que los tribunales acogieran su denuncia.
«Estoy contenta, debido a que el tribunal ha dado una resolución firme y categórica en decir que nosotras seamos trasladadas por medidas de seguridad a la ciudad de Rancagua. Tanto el Ministerio Público, al igual que el Instituto de Derechos Humanos y mi defensoría penitenciaria solicitaron mí traslado y el magistrado accedió a la solicitud», dijo María del Pilar, quien ha tenido que lidiar, como reconoce, con una doble condena debido a los años privada de libertad y porque ha sido víctimas de discriminaciones y perjuicios.
El traslado, asegura, «surgió a raíz de las torturas que sufrimos en esta unidad penal el pasado 12 de julio, luego de un procedimiento de Gendarmería. Entonces se solicitó al tribunal que nos trasladara por medidas de seguridad y por las represalias que existe por parte de Gendarmería. Esto, insisto, surgió a través de la golpiza y el abuso de poder y autoridad por parte de Gendarmería. Y se gestó para Rancagua dado que la mayoría somos de esa región y porque Gendarmería no nos daba las garantías en el trato y también en la atención médica por ser portadores del VIH», acusa.
Advierte que el cambio debería ser en las próximas horas, «ya que salió en carácter de urgente y fue de igual manera para Javier Cortés Muñoz, Fernando Bustamante y Sebastián Rojas, que somos los que estamos hoy aislados y que seremos trasladados por medidas de seguridad, debido a que gendarmería, insisto, ha presionado incansablemente para que desistamos de la denuncia interpuesta por tortura».
La pelea
continuará
desde afuera
Aunque algunos entran a prisión sintiéndose mujeres y luciendo apariencia femenina, a medida que pasa el tiempo entre rejas, su identidad se desvanece. Y por eso, ella dice que ha luchado durante todos sus años en prisión.
«He pasado por muchas cárceles del país, pero quiero hacer hincapié en que fui la primera transgénero en Chile en recurrir contra Gendarmería por los abusos de poder. La primera vez que puse una querella contra Gendarmería fue en el año 2013 y estaba justamente en la cárcel de Rancagua, pero posteriormente pude solucionar el tema y llegar a un acuerdo amistoso. Sin embargo, fue al año siguiente en que puse la primera acción judicial firme por tortura y que la gané en la Corte de Apelaciones de la ciudad de Concepción. ¿Sabe? He ganado en Concepción, en Iquique, Antofagasta, Santiago y ahora en La Serena. En total llevo ganado ocho juicios contra Gendarmería».
Cuando cumpla con la sentencia María del Pilar tiene claro lo que hará. Tajante advierte que «voy a seguir de igual manera la lucha contra Gendarmería, porque les interpondré demandas civiles por el daño moral y perjuicio que me han provocado a mí y también a mi familia. Que quede en claro y como lo he señalado en varias oportunidades a la opinión pública, que no voy a descansar hasta que los culpables que me torturaron mientras estuve todos estos años privada de libertad, paguen y que sean sancionados por el Poder Judicial y también administrativamente por las autoridades de Gendarmería. Si bien estuve en muchas cárceles, solamente fui torturada en Concepción, Iquique y ahora en La Serena, en Huachalalume, con fallos que apoyan mi denuncia y ratificados por la Corte Suprema».
María del Pilar una transgenero valiente frente a la adversidad, toda vez que decidió defender sus derechos ante una institución represora y abusadora, que aún funciona con la mentalidad de la edad media. Conocemos su lucha y como diariamente Gendarmería, de una u otra forma, intentó desvirtuar su lucha, acudiendo para ello a lo más bajo que puede caer una institución de Estado. No obstante a ello, María del Pilar se mantuvo incólume ante estas bajezas, resistiendo la tortura, tanto física como psicológica, debiendo para ello sacrificar tanto su integridad física como la libertad.
Aunque le duela al sistema María del Pilar fue una reclusa con dignidad.