La tarde-noche del miércoles se vivió una de esas jornadas épicas en el recinto deportivo serenense. A su verde césped siempre bien mantenido, llegaban a enfrentarse los equipos más populares del país en una inédita definición de la Copa Chile.
Era una final soñada, con clubes que todo el mundo quiere ver aunque sea una vez en la vida jugar en vivo y en directo, y esta vez fue la mejor de las posibilidades.
Que ambos disputaran un título en la ciudad en que vive el común de los no santiaguinos, era algo para aprovechar. A pesar de las filas eternas y los problemas en la venta de entradas, el estadio La Portada se vistió de gala para ver un encuentro muy entretenido, de vértigo en ambos lados de la cancha, dejó a todos muy contentos.
Primeros minutos de superioridad azul, luego los albos se adueñaron del balón, pero en ese momento el laico Matías Corujo puso un zapatazo al ángulo de Justo Villar decretando el 1 a 0 en los 25 minutos del primer tiempo.
Tras esto, ya en la segunda parte los rendimientos decayeron en ambas escuadras, teniendo ocasiones en los pórticos de Johnny Herrera y el mismo Villar, pero sin crear chances de gol tan claras. Hasta que en los descuentos, y terminando el compromiso, Luis Pedro Figueroa que ingresó en el segundo lapso, tomó un rebote con la pierna derecha y sin compasión igualó el partido, estirando la definición de la final hasta los penales. Allí el poderío de Universidad de Chile fue mayúsculo. Certeros al 100% convirtieron cada lanzamiento que les tocó patear.
Erró en Colo Colo, Martín Rodríguez, dejando al arquero Herrera de la “U” como el héroe del partido y siendo el encargado de desatar la algarabía de los “chunchos” en el estadio.
Campeones y clasificados a la Copa Libertadores del 2016, los dirigidos por Martín Lasarte pueden decir que el segundo semestre por lo menos lo terminaron de la mejor manera que les quedaba.