Lagarto que habita en playa Changa de Coquimbo sobrevive a pesar de la alta urbanización

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Investigación de CEAZA y Universidad Católica del Norte propone que el diseño urbano contemple corredores que permitan el desplazamiento de animales silvestres dentro de las ciudades.

Un reciente estudio identificó a una pequeña población aparentemente aislada de Lagarto de Zapallar (Liolaemus zapallarensis), reptil que habita en los costados del puente del humedal El Culebrón, en la ciudad de Coquimbo. Allí es posible verlo tomando sol en las rocas o sobre la vegetación, sobreviviendo a pesar de la alta presión de la urbanización
y a los tsunamis ocurridos en este sector durante los últimos años.

El estudio publicado en la revista Gayana fue realizado por el investigador César Chávez Villavicencio, alumno del Programa de Doctorado en Biología y Ecología Aplicada de la Universidad Católica del Norte y la Universidad de la Serena.

Junto a Villavicencio también aportó al trabajo el Dr. Marcelo Rivadeneira, científico del CEAZA “Con una carretera que divide el humedal, edificios alrededor y
afluencia de público en verano, pensamos que esta especie tendría dificultades para adaptarse. Pero a través del estudio de selección de hábitat y su observación durante la estación de invierno, se demostró que la especie todavía tiene una oportunidad en esta playa”, comenta el investigador César Chávez.

El reptil se distribuye entre la región de Atacama y Quintay, en la Región de Valparaíso, entre los 0 y 1200 msnm, con poblaciones más abundantes en Talinay, desembocadura del río Limarí y Parque Nacional Fray Jorge. En Playa Changa de Coquimbo existe una pequeña población, donde encontró alimento y refugio, principalmente en la pared que
separa el paso peatonal de la playa.

El Lagarto de Zapallar llama la atención por su color amarillo sulfureo en cola y extremidades, que contrastan con el resto de su cuerpo de color negro. Es de tamaño mediano.

Alcanza hasta 11,8 cm de longitud, incluyendo la cola. Se alimenta de insectos, algunos brotes verdes y flores. “Son fáciles de observar, y cuando escapan se esconden bajo
rocas o matorrales, donde se sienten seguros”, detalla Chávez.

Las áreas altamente urbanizadas pueden proporcionar un hábitat adecuado para la vida silvestre. Así lo evidenció la investigación referida a la población de Lagarto de Zapallar que habita en Playa Changa. “Este trabajo muestra que los sectores de playa en contextos urbanos tienen importantes recursos disponibles que favorecen la presencia y abundancia de reptiles. En resumen, nuestro estudio muestra que el Lagarto de Zapallar adaptó su estrategia de selección de hábitat en una playa dentro de un área urbana como Playa Changa, con gran afluencia de público en verano”, indica el biólogo César Chávez.

El estudio señala que el diseño urbano debe considerar la existencia de especies que muchas veces quedan atrapadas dentro de la ciudad sin posibilidad de dispersarse.
“Por esta razón es necesario establecer, dentro de las ciudades, corredores que permitan el desplazamiento de animales silvestres”, afirma Chávez.

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