Las otras marchas: Operarios que de madrugada circulan con palas y escobas retirando escombros

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Para que el transeúnte encuentre la ciudad en normalidad, después de cada manifestación, estos trabajadores parten el día a las seis de la mañana. «El objetivo es que el vecino o el automovilista pueda transitar normalmente por la ciudad y que todo siga funcionando», cuenta Jesús Parra, director de servicio a la comunidad del municipio.

Son cerca de las 6:30 de la mañana, y cuadrillas del municipio de La Serena empiezan a llegar al centro de la ciudad. Con palas, escobas y guantes. Se empiezan a multiplicar. ¿La finalidad? Ayudar a limpiar el eje céntrico del Casco Histórico, especialmente la Avenida Francisco de Aguirre, el epicentro de las marchas y manifestaciones que comenzaron el 18 de octubre y que a lo largo del país, en vez de disminuir, se han acrecentado. Con sus chalecos amarillos deben realizar este trabajo que «de un día para otro se nos ha ido multiplicado», señala Jesús Parra, director de servicio a la comunidad del municipio.

Porque producto de estas manifestaciones, «lamentablemente se han incorporados elementos vandálicos que han destruido muchas cosas de la ciudad: como el inmobiliario urbano y atacando negocios de pequeños comerciantes, sin pensar en el daño que hacen».

¿Y qué pasó? El alcalde Roberto Jacob «nos pidió entonces que creáramos en la dirección del servicio a la comunidad y protección civil de emergencia, un sistema que nos permitiera normalizar la ciudad todos los días, ya que nos dimos cuenta que el daño ha sido tremendo, y tenemos cuadrillas en obras civiles, áreas verdes, en retiro domiciliario de aseo que cumplían sus funciones en sus respectivas áreas, pero producto de todo esto tuvimos que cambiar nuestra mecánica de trabajo y decidimos atacar rápidamente con nuestros recursos y con los de nuestros prestadores de servicios, todos los elementos que esta gente destruía, así que por las mañanas, tipo 6, los trabajadores se instalan en sus respectivos lugares de acuerdo a las instrucciones que les dábamos, para poder atacar rápidamente las barricadas, y así el vecino o el automovilista pudiese transitar normalmente por la ciudad y seguir funcionando».

Desde entonces, reconoce Jesús Parra, las jornadas han sido intensas para las cuadrillas, que han sido los que más trabajo han tenido desde que comenzaron las manifestaciones, «puesto que están todos los días, partiendo de madrugada y terminando hasta altas horas de la noche, tratando de ir retirando de diferentes lugares del centro todos estos escombros que la gente deja después de cada marcha».

Pero no es llegar, subir las cosas a los camiones y llevarlas al Panul, en el vertedero de Coquimbo. En este caso, explica Parra, tenemos que hacer una salvedad bastante grande, «puesto que cuando las personas hacen barricadas y prenden fuego, no podemos retirar inmediatamente la fogata del lugar, debido a que aún siguen con cenizas incandescentes que pueden provocar nuevamente otro incendio, lo que en el vertedero puede producir un siniestro de proporciones, lo que significa que no lo podríamos apagar nunca por todo el gas que contiene. Por lo tanto, todo debe ser apagado con camiones aljibes y luego comenzar con el proceso de retirar las cosas, así que de verdad ha sido muy complejo para nosotros».
Pero, sin duda, es la incertidumbre de saber qué es lo que ocurrirá después de cada manifestación lo que más preocupa a la cuadrilla municipal, puesto que «no sabemos lo que pueda pasar, porque cada día se han producido mayores hechos de violencia que han perjudicado a muchos comerciantes, lo que nos tiene complicados, y debemos actuar rápidamente para eliminar todos los escombros que se encuentran en la ciudad con la mayor rapidez posible».

Y para eso se han utilizado camiones aljibes, retroexcavadoras, camiones tolva, camiones tres cuartos y maquinarias, «debido a que muchas veces sacan contenedores, quioscos y otros elementos que están apernados con metal a la tierra y debemos con prontitud cortar estos metales para que no sean un peligro para la gente. De modo que la ciudad ha sufrido mucho por culpa de estas situaciones, y que no debería ser, ya que si la gente marcha, grita y para el tráfico en la carretera, sus demandas y propuestas serán escuchadas igual».

Es que, avisa Parra, «todo el daño lo vamos a tener que recuperar y tendrán que salir algunos recursos municipales que van a impedir que se puedan destinar justamente a la gente de más escasos recursos».

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