Hasta la fecha se han entregado 20 bombas de insulina en el hospital de Coquimbo a pacientes adultos. La falta de especialista infantil deja a los niños fuera  de esta posibilidad.

La Corporación Panadis de padres de niños y adolescentes con diabetes de la región de Coquimbo, compuesta por pacientes pediátricos afectados por diabetes mellitus tipo 1 enfermedad autoinmune, se juntaron en la mañana de este miércoles en la plaza Vicuña Mackena de Coquimbo para alzar la voz.

Dicen estar cansados pues llevan al menos 8 años en una condición paupérrima. Una petición urgente hicieron para que sus hijos puedan acceder a una bomba de insulina.
La bomba de insulina es un dispositivo que libera insulina de manera continua o en dosis adicionales. Se utiliza para ayudar a las personas con diabetes a controlar sus niveles de glucosa en sangre.

El equipo completo tiene un costo particular de aproximadamente de ocho millones sumando a la mantención e insumos mensuales que tienen un valor aproximado de $540 mil pesos. Precios extremadamente elevados con gastos mensuales que a largo plazo son insostenibles para las familias.

Pedro Araya presidente y cofundador de la Corporación Panadis señaló que «a partir del 2017 cuando aparece la ley Ricarte Soto se pudieron comenzar a postular  niños y adultos a las bombas de insulina.  En la región de Coquimbo no se ha entregado ni una sola bomba a niños», manifestó el afectado hombre.

Los padres de los pacientes pediátricos comentaron que el hospital no contaría con la conformación del equipo técnico, faltando un médico tratante que postule a los niños para ser beneficiarios de este aparato. Condición que pone la ley para poder hacer  la postulación.

Pedro Araya se refirió a que como agrupación han intentado encontrar una solución al problema.

«Nosotros creemos que hemos tenido avances con la nueva dirección del hospital con el director Gabriel Sanhueza. Hemos instalado el nombre del hospital digital como un ente para poder postular a los niños, pero sentimos que seguimos igual de lentos no hemos avanzado desde octubre que tuvimos la última reunión. Se nos dijo que hay compromisos de llegar a fin de año y poder postular a un primer niño, postular ni siquiera que se la  adjudiquen».

Michelle Hadas, madre de Mabel una bebe diagnosticada con diabetes tipo 1 cuenta que su pequeña hija se inyecta 5 veces al día, cuestión que ha sido todo un martirio.

«Es complicado que las dosis sean acorde a la cantidad de carbohidratos. Es un trabajo tremendo que no para. Si a Mabel le dan hiperglicemia se debe de controlar con correcciones de insulina, sufre el riesgo de que su glucosa baje demasiado y llegue  al extremo contrario de la hipoglucemia. Es difícil porque no tenemos números exactos para controlar sus niveles de glucosa».

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