El abogado y ex consejero constitucional del Partido Republicano lamentó que haya personas afines a la derecha que hayan optado por decir no a la carta magna elaborada mayoritariamente con el apoyo de militantes de su sector. Al respecto, sostuvo que «el gran problema que cometen personas de izquierda, e incluso de derecha, es pensar que está en juego el texto de la propuesta versus la Constitución de sus sueños».
Días intensos son los que ha tenido el ex consejero constitucional del Partido Republicano, abogado Luis Silva Irarrázabal, en su visita a la Región de Coquimbo. Llegó hasta la zona, donde participó el domingo con militantes de su conglomerado y también con miembros de la sociedad civil, en un encuentro que tuvo lugar en el Hotel Costa Real, en La Serena, donde se hospedó.
En la jornada de ayer se trasladó hasta Ovalle, donde también participó de un encuentro con simpatizantes, para así difundir su mensaje en pos del «a favor» de la propuesta de carta fundamental que se votará en el plebiscito del 17 de diciembre.
Sin embargo, minutos antes de dirigirse a la «Perla del Limarí», conversó en el hotel serenense con Diario La Región, donde abordó lo que él considera son «mitos y leyendas» sobre la carta fundamental que será evaluada por los chilenos. Y, por cierto, tuvo palabras para quienes, siendo de su sector, han optado por rechazar esta iniciativa de carta fundamental.
«Lo que buscamos es informar sobre el texto de la propuesta constitucional, con la convicción, que es la que me mueve, de que esta iniciativa es mejor que la Constitución vigente», subrayó.
Al respecto tuvo palabras para la postura prácticamente unánime del oficialismo en contra de la nueva carta fundamental, incluso de la Democracia Cristiana. «Por ejemplo, en el caso del Partido Comunista, personeros tan destacados como Karol Cariola o Daniel Jadue han sido explícitos en desear un tercer proceso y por eso están llamando a votar en contra. Esto es porque sueñan con una Constitución a la medida, a diferencia del llamado de la DC, que no va en ese tenor. Creo que el gran problema que cometen personas de izquierda, e incluso de derecha, es pensar que está en juego el texto de la propuesta versus la Constitución de sus sueños».
En esa línea, para Luis Silva «lo que se vota es la Constitución vigente o el texto de la propuesta, nada más. Por lo tanto, creo no es una buena razón votar en contra del texto de la propuesta porque dice o no dice tal cosa».
SOBRE LOS «DÍSCOLOS»
En relación a sectores del Partido Republicano o de la derecha que están en contra de esta propuesta constitucional y que incluso han mostrado diferencias marcadas con José Antonio Kast, Silva fue severo. «Lamento sinceramente que personas de la derecha dejen pasar con su voto en contra una oportunidad inmejorable de darle a Chile una buena Constitución».
Asegura que «es un error leer o entender el texto de la propuesta bajo la peor luz posible. Todos los documentos admiten interpretaciones, pero ponerse en el peor escenario es lo más malo que nos puede pasar. Es como si me invitaran a un paseo y yo inmediatamente piense que va a llover o vamos a tener un accidente. Eso es lo que piensa mucha gente que va a decir no a esta propuesta, y no es una respuesta que le debamos dar a Chile», argumentó.
UN TERCER PROCESO
Si la propuesta es rechazada, Luis Silva se puso en el escenario de que sectores del oficialismo intenten efectivamente levantar un tercer proceso. «Creo que si gana el voto en contra, Chile recorrerá un camino de incertidumbre, pero si lo hace el a favor, se abre una ruta de certezas. Si triunfa un rechazo a la propuesta, sabemos que continúa la Constitución vigente hasta nuevo aviso, y si bien la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, acotó que en el Gobierno de Gabriel Boric no habrá otro proceso constitucional, me parece que no es ninguna garantía».
Sobre lo que significará la implementación de una nueva Constitución si es aprobada, el abogado subrayó que «no voy a alentar en nadie la ilusión de que si la propuesta se aprueba, su realidad va a cambiar de un día para otro. La Constitución es parte de un tejido, y alegar que su implementación va a tomar tiempo, es algo inherente a lo que va a suceder, porque incluso podríamos decir que la de 1980 se sigue implementando, porque siguen dictándose leyes a su amparo y las jurisprudencias de los tribunales han evolucionado. Las constituciones no son una piedra mágica», finalizó.