Mega sequía amenaza a la conurbación con racionamiento de agua. Puclaro podría quedarse sin el recurso hídrico para el mes de noviembre

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No es una amenaza, sí una señal de alerta emitida por la sanitaria Aguas del Valle a través de su gerente regional Andrés Nazer, quién da señas de meses complejos en el futuro en cuanto a una sequía que se extiende por más de 12 años en la zona. Sin precipitaciones ni caída de nieve, el escurrimiento de los ríos es deprimente, lo que acerca al preocupante escenario de un eventual racionamiento de agua potable incluso para comunas grandes como La Serena y Coquimbo. Con los embalses en un 18 % de su capacidad y un Puclaro azotado por una crisis sin precedentes, el panorama no es para nada auspicioso.

La situación hace rato que se puso color de hormiga. La cantidad de agua embalsada en la región de Coquimbo es similar a la registrada durante 2012, sólo un 18%, según los datos considerados por instituciones como Aguas del Valle o Ceaza.

La provincia de Elqui actualmente mantiene su embalse de cabecera (La Laguna) con medianas reservas (60%) y con un 33% en el embalse Puclaro. Limarí tiene un 14% embalsado y ya presenta todos sus embalses con valores bajos, con el menor porcentaje, siendo el Cogotí el más crítico, con solo un 0.6%. En Choapa también tiene una cantidad embalsada baja (10% embalsado en la provincia) y presenta valores similares a los observados en 2014.

Pero para los habitantes de la conurbación, que por lo general observan con distancia esta problemática de la sequía, la situación podría cambiar radicalmente de tema si no se hacen las cosas como corresponde. El conflicto ha sido centrado en los perjudicados de siempre: al mundo campesino y localidades donde actualmente reciben el suministro a través de camiones aljibes, como Canela, Combarbalá o Huamalata.

«Para el mes de noviembre hay pronóstico de que se pueda acabar el agua del embalse Puclaro. Es necesario anticiparse y llegar a acuerdos con las Jutas de Vigilancia, que permitirán asegurar o disponer del agua suficiente para asegurar el consumo humano a partir de noviembre en adelante».

El ejecutivo de la empresa aseguró que además la sanitaria trabaja en el robustecimiento de la infraestructura subterránea, con el objetivo de contar con las obras antes de final de año.

La conurbación se abastece de aguas superficiales y subterráneas, «aguas continentales» que se obtienen través de pozos. «Estamos adicionalmente construyendo más pozos, pero las aguas subterráneas se van a acabar, si no llueve y no hay recarga, no va alcanzar, por eso es necesario las aguas superficiales. Por eso insisto en los acuerdos con las Juntas de Vigilancia.

Un proyecto de una planta desoladora para La Serena y Coquimbo es lo que se viene para el mes de marzo. Sería en el sector el Panul y alimentaria especialmente a las comunas grandes. Obra 1200 litros por segundo y podría estar operativa para el año 2026 si pasa todos los chequeos.

En Combarbalá se ha debido trasladar agua en camiones aljibes desde Ovalle para mantener el servicio para más de 2.700 hogares, pues las fuentes en la zona están tan deprimidas tras más de una década de sequía, que no dan abasto.

«No somos conscientes, pero hemos estado muy cerca de racionar agua. Si no hubiéramos construido en 2021 la conducción desde Salamanca a Illapel, hoy la capital provincial estaría sin agua potable. Fue una obra de $ 6.000 millones que nos permitió dar continuidad al servicio», recordó Nazer.

Hoy la sanitaria sigue desarrollando una serie de obras para reforzar el servicio: construyendo 15 nuevos pozos y sondajes, compra y arriendo de más derechos de agua, pero «si no llueve este invierno la situación será aún más grave y el racionamiento es una posibilidad que está sobre la mesa».

El ejecutivo recordó que los medios de comunicación son fundamentales para relevar este tema y generar conciencia de la necesidad de adaptar tanto los hábitos en casa como la actividad económica a esta nueva realidad. «Somos un desierto y tenemos que aprender a vivir en esta nueva condición y hacer cambios profundos desde ya», comentó y agradeció a la prensa por participar de la actividad.

Se espera que el actual evento La Niña no se intensifique más y que durante febrero comience su etapa de retorno a condiciones neutras, las que deberían alcanzarse durante el otoño.

Sumado a que se pasaría a un estado neutro, existen otros factores que generan incertidumbre sobre el pronóstico de lluvias para este año 2022. «Adicionalmente, se espera que las anomalías positivas de temperatura superficial del mar en el océano Pacífico suroccidental, frente a Nueva Zelanda, persistan durante el próximo trimestre, lo que favorecería aún más la persistencia de la sequía hídrica en la región y en el resto de Chile central», pronostica el Boletín Climático del CEAZA.

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