La Lobesia botrana, conocida comúnmente como la «polilla del racimo de la vid», es una plaga que afecta principalmente a los viñedos y una de las más complicadas para los agricultores. Su control no es sencillo y para combatirla los agricultores recurren principalmente a la aplicación de controles químicos. Sin embargo, hoy se está evaluando una alternativa de control biológico que podría detener de manera sustancial su propagación. Se trata de la inserción de la avispa del género Trichogramma, también llamados tricogramatídeos, los cuales son utilizados en diferentes lugares del mundo para el control de plagas de importancia económica.
La idea surgió tras conocerse el estudio realizado por el entomólogo de INIA Claudio Salas en su tesis de doctorado, recientemente obtenido en la Universidad Estadual Paulista en Brasil. El estudio apunta a que el actual sistema de crianza masal de tricogramatídeos deja de lado aspectos biológicos de relevancia como el acondicionamiento hacia sus hospederos de cría, por el hecho de no ser «criados» en los hospederos a controlar. El investigador de INIA estableció que es posible mejorar la eficiencia parasítica de Trichogramma, a través del uso de la plaga objetivo dentro del sistema de producción masal. Si lo anterior es considerado en los sistemas de producción comercial de estos parasitoides, podrían obtenerse resultados aún más satisfactorios en el control de plagas.
Actualmente, INIA posee una colección viva de Trichogramma con al menos 40 linajes, los cuales requieren ser evaluados como alternativas para el control de Lobesia botrana. Precisamente, un grupo de entomólogos de INIA en los cuales Salas participa, han sostenido reuniones con especialistas de Francia para desarrollar proyectos en conjunto con el objetivo de implementar un programa nacional de control biológico de Lobesia botrana basado en el uso de estas pequeñas avispas.
Actualmente, en la Región de Coquimbo existen 14 áreas reglamentadas por presencia de la polilla del racimo de la vid. De ellas, tres se ubican en la provincia de Elqui, cinco en el Limarí y seis en Choapa. Según Salas, su metodología en caso de ser adoptada por las biofábricas, podría ser utilizada en el control de cualquier lepidóptero plaga. «En Chile, el uso de tricogramatídeos en programas de control biológico de plagas es reducido, ya que no existe aceptación por este sistema de control por parte de los agricultores, aún existiendo antecedentes que validan el buen desempeño de estos agentes de control biológico en la mitigación de plagas de lepidópteros. No me cabe duda que el uso de tricogramatídeos en Chile tiene gran potencial en la mitigación de plagas tan importantes como la polilla del tomate, la polilla de la manzana y por supuesto Lobesia botrana», asegura el entomólogo.