Vecinos de Eduardo de la Barra denunciarán por escrito la oleada de robos que vienen sufriendo en sus casas y negocios. «Ya no podemos andar con tranquilidad por las noches», señala Angélica, nacida y criada en ese pasaje.
Todas sus compras las realizan con la luz del día para no tener que salir por las noches. Culpan a los locales nocturnos que adornan hace algunos años el sector.
Entonces decidieron redactar una carta, la que llevará sus firmas, y que entregarán durante la semana al municipio y a la intendencia, con el fin de que algo puedan hacer, «porque de verdad que ya el tema se está yendo de las manos», dice un trabajador del Moscatel, en Avenida Pedro Pablo Muñoz, quien confirma que entre los meses de octubre y noviembre «fue como el apogeo de los robos, aunque ha venido pasando desde mucho antes. Sin embargo, como que han subido los números en el último tiempo, puesto que entre 15 y 20 han sido los robos, tanto a locales como a casas particulares, desde Cienfuegos hasta Pedro Pablo».
Carol Marambio, gerenta general de Mobiliaria Casa Nuestra, advierte que lo ha pasado mal. Y no una vez, sino que en tres oportunidades, todo en el último tiempo, reafirmando que entre octubre y noviembre han tenido que lidiar con la violencia como nunca antes. Por lo mismo, avisa que «vamos a elevar una carta donde les solicitaremos a las autoridades que no les renueven las patentes a estos centros nocturnos que están ubicados en esta calle (Eduardo de la Barra) y queremos hacerlo en el transcurso de esta semana, porque la situación de verdad que se ha visto bastante compleja».
Agrega que «nosotros por las noches lo que estamos haciendo es dejar conectadas las alarmas y estamos yendo a mirar y nos encontramos con una cantidad impresionante de travestis, prostitutas, tipos ebrios y todo este tema de asaltos y robos en este lugar creemos que es respecto a estos centros nocturnos. Antes teníamos el local en otra calle, pero ahora que estamos en Eduardo de la Barra ha sido peor».
Tanto ha sido la preocupación por los asaltos al interior de las viviendas, que decidieron como vecinos tener un whasapp, el que los alerta en caso de algún problema.
«De esa manera estamos en contacto y sabemos lo que está pasando entre les vecinos», comenta Angélica.
Mientras que Marambio advierte que «la delincuencia ya no da para más. Desde octubre a la fecha que los asaltos han ido incrementando y no sé cómo entran a un segundo piso, suben a un balcón y sacan una protección completa de un ventanal para ingresar a robar, que fue lo que le ocurrió a la casa que está al frente de la nuestra».
Otra vivienda perjudicada, incluso hasta después de instalar las protecciones, es Ceamar, Centro de Estudios Ambientales, ubicada en la esquina de Eduardo de la Barra con Pedro Pablo Muñoz. El gerente Luis Caillaux afirma que «como vecinos no nos juntábamos mucho, no teníamos nada que ver hasta que comenzaron los robos, momento en que hicimos un whasapp y nos empezamos a enterar de que no éramos los únicos que habíamos sido víctimas de robos al interior. Entonces nos fuimos enterando que han existido hurtos en varias partes al mismo tiempo, por lo que ahora estamos gestionando una carta para enviarla al municipio».
De esta manera, reconoce que «particularmente aumentamos las medidas de seguridad, donde reforzamos las protecciones, pusimos alarmas, cámaras y una serie de cosas, pero después de hacer todo eso igual se nos volvió a meter un tipo, el que lo tenemos en una foto que sacamos con la cámaras de seguridad. Claro que esta vez no pudo robarse nada, dado que a las puertas les pusimos chapas y nada pudo hacer, además que sonó la alarma. ¿Sabes? Entró por la ventana del baño, que fue la única que no le pusimos protección. ¿Qué íbamos a pensar que sería medio acróbata para llegar hasta la ventana? Así que ahora también la reforzamos».