Para arquitecto, el Espejo de Agua debería recuperarse como un parque metropolitano

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En la actualidad, el espacio en La Serena es utilizado como estacionamiento y para otras actividades. Sin embargo, Alejandro Orellana, director del Departamento de Arquitectura de la Universidad de La Serena, cree que el lugar debería «invertirse como un sitio de escala mayor»

Históricamente, el espacio fue la entrada a la ciudad desde la estación de ferrocarril, que es preexistente al Plan Serena. Hoy se usa de estacionamiento, existe un skatepark bien a maltraer y en temporadas se instala uno que otro circo.
«No tengo la fecha exacta de su construcción, pero fue a principios del siglo XX cuando se construyó el ferrocarril que unía Coquimbo con La Serena», cuenta Alejandro Orellana, director del Departamento de Arquitectura de la Universidad de La Serena, respecto de lo que fue el Espejo de Agua que se emplazaba a un costado de los parques Japonés y Pedro de Valdivia en La Serena.
Una belleza desde todo punto de vista, que finalmente sucumbió con el correr de los años y por la falta de mantenimiento.
«Toda la línea, la vereda poniente de Pedro Pablo Muñoz, estaba edificada, pero fue demolido y se concibió dentro del Plan que en ese lugar se construyera un parque que abarcaba desde Cirujano Videla hasta la Avenida Francisco Aguirre. Se pensó como un parque, también la ribera del río, que nunca se concretó», señala.
Entonces se empieza a diseñar ese parque que involucraba distintos sectores e incluso se recibieron algunos proyectos desde Brasil para hacer uno tropical. Sin embargo, al final el diseño lo hizo el paisajista Oscar Praguer, que realizó gran parte de las obras de la ciudad.
«Era una suerte de fuente extendida de gran tamaño que tenía unos chorros de agua por los lados y constituía el acceso a la ciudad. Era para entrar caminando, pues uno se bajaba en la estación e ingresaba a través de un paseo que se extendía desde la estación de trenes Pablo Muñoz y que involucraba esta fuente de gran tamaño, de gran formato que se vino a conocer como el Espejo de Agua», enseña.

Falta de mantención

Sin duda, la cara visible, «la imagen de la ciudad que se quería proyectar y que, durante los primeros años de implementación del Plan Serena, funcionaba».
Esto, porque debido a que la ruta 5 se estaba recién implementando y porque el principal medio de transporte para llegar desde Santiago al norte, era precisamente el tren. Entonces ahí la importancia de ese espacio.
No obstante, aclara que el paisajismo de Oscar Prager no siempre involucró juegos de agua, aunque las plazas de La Serena habitualmente sí lo tenían.
«En la misma avenida Francisco Aguirre, donde estaba la escultura de Francisco Aguirre, originalmente había una fuente de agua. Y la Plaza de Armas también considera una fuente de agua, que es más bien una tradición de las plazas de La Serena, y que se le dio bastante importancia y notoriedad en este espacio de acceso».
En cuanto a las razones que hubo detrás de su desaparición, reconoce Orellana no tener información fidedigna para decir efectivamente en qué año dejó de funcionar y qué pasó. Aunque tampoco es difícil pensar qué fue lo que sucedió.
«El agua de acá es pesada, trae mucho sarro, por eso la mayoría de las fuentes de las plazas de la ciudad no funcionan. Además, los sistemas requieren mucha mantención y por entonces no había recursos para poder mantenerlo, así que dejó de funcionar».

Al final, un estacionamiento

En los años ochenta hubo un proyecto para transformarlo en una pista de patinaje, «pero no se concretó y poco a poco fue quedando abandonado y con el aumento del parque automotriz, empezó a ser un lugar interesante para estacionarse porque el centro se empezó a saturar, se limitaron los espacios y había mucho requerimiento. Al final, se transforma en el estacionamiento que es actualmente. Pero recuerdo que en los años ochenta todavía era un espacio recreativo, como integrado con el Parque Pedro Valdivia…».
Para el profesional, el lugar sigue siendo un terreno «con mucho potencial», aunque se debe tomar en cuenta las nuevas dinámicas del sistema metropolitano, «ya que no es el antiguo parque que se concibió en esos años, donde existía el tren, otro ritmo de vida y que había muy pocos autos en la ciudad. Pero sí es un espacio que debiera intervenirse».
Hace unos años el sitio estaba destinado a la construcción del Teatro Regional, proyecto que nunca obtuvo el financiamiento para la edificación y que incluso tomaba en cuenta un poco de su carácter original en la propuesta.

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