A la fecha tiene una ocupación de un 35%, y se espera que durante el último trimestre del 2022 se complete el 100% de su capacidad», detalla el
alcalde Coquimbo, Alí Manouchehri.
Una obra masiva, comenzada en el año 2014 y que esperaba ser finalizada en 2016, cuya construcción fue suspendida en el intertanto para luego ser reanimada en 2017, y que parecía no tendría nunca un final, representando un gasto barbárico que año a año acumulaba una capa más de costo, pasando de los 17 mil millones de pesos iniciales hasta un tercio de ello, llegando a los 25.600.
Considerado incluso por el actual alcalde Alí Manouchehri como un «elefante blanco», noción compartida por otras autoridades comunales y regionales, finalmente pudo ser concluido este 2022.
El resultado, un edificio de 15 pisos de altura, de los cuales son 12 sobre nivel y 3 subterráneos, con su estructura superficial recubierta de paneles de vidrio para generar un efecto espejo que contribuya a un menor impacto visual, y que cuenta con cinco ascensores con acceso para discapacitados y una escalera presurizada.
Edificio que ya está abriendo sus puertas a los funcionarios que colmaran los salones y espacios que cubre la descomunal obra de 16.869 m2 construidos, y que los acogerá con buena iluminación natural, así como con cómodas y amplias oficinas con lo último en tecnología, para recibirlos a todo trapo mientras cumplen las obligaciones del día.
Sobre la transición de un edificio al otro, el alcalde Alí Manouchehri detalla que «seguimos avanzando en el traslado de las distintas unidades al nuevo Edificio Consistorial, que tiene una capacidad total para 650 funcionarios. Actualmente, existe una ocupación de un 35% y se espera que durante el último trimestre del 2022 se complete el 100% de su capacidad, especialmente las unidades que tienen relación con la atención de público que consideran los primeros 4 niveles del consistorial».
Asimismo, explica que el proceso se inició con «unidades y direcciones de gestión interna, lo que ha permitido detectar las problemáticas en el funcionamiento y poder resolverlas antes del traslado total».
Igualmente agrega que con la obra se busca que «se transforme en el Centro de Atención Ciudadana de Coquimbo, queremos que esto sea una experiencia y que cada uno de los vecinos y vecinas que lleguen a buscar alguna respuesta, o realizar trámites, puedan salir con una solución».
El edil expresa que su objetivo no es solo que se puedan contar con servicios municipales, «sino que además sumar otras instituciones, como SII, IPS, registro civil u otros, para que en un solo lugar puedan realizar trámites y consultas».
Mudanza de colegiados
No está contemplado que entre las tantas dependencias que acumula el consistorial, estén las usadas por los colegiados de la ciudad, pero para la concejala Sonia Elgueda ese no es motivo de problema, pues indica que «nuestro rol principal es en el territorio, más allá de tener una oficina, y casi todos lo hemos entendido así, por ahora no nos ha complicado mucho no contar con una oficina allí».
Es más, cree que no sería correcto usar ese espacio, esto porque cumplen un «rol fiscalizador, por lo que claramente no podemos compartir la misma casa de quien fiscalizamos», refiriéndose al alcalde.
Aunque Elgueda no resigna la posibilidad de usar otro inmueble distinto al que ellos ocupan, que es el edificio de la ex Dirección de Tránsito, ya que como indica «está en condiciones precarias, de mucho riesgo, hay fisuras de material producto de todos los sismos que ha sufrido esta obra tan antigua, además no es amigable con las personas de la tercera edad».
Especifica que «lo que sí podríamos solicitar es un espacio en el inmueble antiguo que está dejando la municipalidad. Esperamos que se nos entregue un espacio en Bilbao en realidad, y es probable que así sea». Pero reafirma que «nuestra máxima preocupación no es nuestra oficina, es salir al territorio y juntarnos con la gente».