Sus constantes transacciones de pasta base de cocaína que realizaba en su inmueble de Illapel, delataron a P.C., conocida como «La Pamela», porque un testigo anónimo llamó dando cuenta de sus ilícitos «negocios» al fono 134 de la Brigada de Investigación Criminal, BICRIM, de la Policía de Investigaciones, PDI, que coordinó con la fiscalía illapelina su captura.
Con autorización del fiscal de turno, la BICRIM envió a un detective caracterizado como un drogadicto, bajo la figura de agente revelador, a comprar una dosis a «La Pamela», la cual fue concretada, sometiendo a prueba de campo el contenido del papelillo comprado, que dio coloración azul positiva a la presencia de cocaína.
Seguidamente, con orden del Juez de Garantía, fue allanada la propiedad de la traficante, quien tenía en su poder dos dosis de «pasta», los elementos para su dosificación, como papel cortado y un plato para secado con residuos de la droga, además de la suma de 303 mil pesos fruto de sus ventas.
La «cueva
de Alí Babá»
Al seguir con el allanamiento los detectives encontraron aparatos electrónicos avaluados en 11 millones de pesos consistentes en una radio de vehículo, tres equipos de DVD, una cámara fotográfica, tres equipos musicales, seis cilindros de gas, un computador con monitor, dos decodificadores de televisión satelital, doce botellas de licores, dos impresoras, cinco televisores planos, un reproductor de MP3, siete herramientas eléctricas y una máquina de coser.
Todas estas especies habrían sido fruto de robos cometidos en la comuna por adictos quienes las entregaron a cambio de dosis de droga de acuerdo a la hipótesis de los investigadores a «La Pamela», cuyo hermano «El Pirincho» cuenta con causas penales previas por los mismos delitos.
«La Pamela» fue puesta disposición de la justicia por tráfico y receptación de las especies, las cuales comenzaron a ser reconocidas por sus propietarios en el cuartel de la BICRIM de Illapel.
