Pinturas descubiertas al fresco son expuestas en Biblioteca Regional

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Fueron encontradas en Casa Herreros y Casa Chadwick por casualidad y, asegura la profesional a cargo de los trabajos de restauración e investigación, la arquitecta Natalia Jorquera, podrían estar en otras casonas del Casco Histórico de La Serena.

En la Biblioteca Regional Gabriela Mistral se inauguró el día de ayer la exposición «antiguo arte de la pintura al fresco sobre adobe», un proyecto de investigación que duró cerca de un año y que da a conocer los resultados sobre estas pinturas murales que se encontraron en dos monumentos históricos de La Serena: Casa Herreros y Casa Chadwick.

Natalia Jorquera, arquitecta e investigadora responsable de este proyecto financiado por el fondo del patrimonio, comentó que por su gran valor artístico se decidió rescatarlos «y desarrollar esta investigación de carácter multidisciplinario, pues al investigar la historia y los materiales que conforman estas pinturas, nos dimos cuenta que se tratan de frescos, técnica milenaria que nace en Creta, por lo que fue muy bonito encontrarlos en monumentos de una ciudad del siglo XIX».

En el fondo, reconoce que en esta ciudad «se está recogiendo una tradición muy antigua, una técnica bastante compleja de ejecutar, que nos da cuenta que en el Siglo XIX había artistas de talla superior».

Jorquera es arquitecta restauradora con un doctorado en Florencia, Italia, y cuando se dieron cuenta de estas pinturas, «las estudiamos con un historiador, con otro arquitecto restaurador, con un conservador experto en la historia del arte y en conservación de materiales antiguos, y una antropóloga, así que fuimos un equipo multidisciplinario que fuimos analizando esto con la especialidad que se requiere».

Bajo quince capas

Lo curioso es que se encontraron de manera fortuita durante su proceso de restauración.
«No había ninguna información de estos frescos y estaban ocultos bajo unas quince capas de pintura acrílica contemporánea, puesto que se debe entender que datan de 1860-1865. Entonces cuando restauramos los edificios para reforzar los muros, tuvimos que retirar los estucos, y al retirarlos nos dimos cuenta que aparecía algo de color, así que comenzamos a separar con cuidado las capas de pintura y ahí nos dimos cuenta de su existencia. De saber que existían no los hubiésemos sacado, y si no nos hubiésemos dado cuenta, los habríamos botados, pues estaban destinados a ser escombros de obra. De hecho, el camión estaba por llevárselos y nos dimos cuenta a tiempo, así que pudimos hacer este rescate patrimonial».

Una de las cosas bonitas en esta exposición, que estará hasta el 6 de mayo, «es que seguramente puede haber muchos más frescos en otros inmuebles de La Serena, y por eso se hace un llamado a realizar intervenciones con mucho cuidado, toda vez que se podría estar perdiendo un patrimonio invaluable».

Importante a destacar «es que los pigmentos son todos minerales y sacamos la conclusión que como fue en un periodo de auge minero, tenemos como hipótesis que quizás los desechos de la minería fueron sabiamente utilizados como pintura».

Como conclusión, recalca el valor de los colores, «lo que nos lleva a pensar en otra ciudad de La Serena en esos años. Hoy la ciudad tiene colores bien tenues, como el rolo colonial, y quizás hace 120 años La Serena era muy colorida y esta es una cara oculta que se quiso como maquillar y que con este proyecto se está develando».

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