Los locatarios que se ubican en las cercanías de la plaza Buenos Aires han sido los más perjudicados tras las masivas manifestaciones, pues es ahí donde la acción de violentistas les ha obligado a cerrar y a permanecer hasta altas horas cuidando sus fuentes de trabajo. El alcalde Roberto Jacob se reunió con algunos de ellos y espera ser el nexo para volver a revitalizar el alicaído centro de La Serena.
Han sido dos semanas de mucha agitación en el país, y en La Serena uno de los puntos neurálgicos ha sido la plaza Buenos Aires, donde muchas de las manifestaciones han tenido su inicio. En diversas oportunidades, el comienzo de estas marchas son positivas y marcadas por justas demandas, pero sobre el final de estas actividades muchos encapuchados y otras personas han dañado a las grandes tiendas, pero el pequeño comercio no se ha salvado.
Si bien muchos han sufrido daños, la sensación de inseguridad crece y muchos que no han sido víctimas de daños directos dejan de funcionar de igual manera, lo que ha traído como consecuencia importantes dificultades en materia económica.
Por ende, mediante afiches en las afueras de los locales, piden la «compasión» de aquellos que no tienen criterio ni respeto por los trabajadores que ven en sus pequeños emprendimientos su única forma de sustento.
Bien lo sabe Ana María Cuello, del minimarket «Francisca», que es una de las comerciantes que trabaja en ese sector y que ha liderado junto a otros la organización de estos locatarios.
Asegura que han sido días muy complicados por el sólo hecho de estar a un paso de los marchas. «Han sido días terribles para nosotros y para el comercio. La delincuencia pareciera que se está apoderando de las calles. Hemos tenido que organizarnos con los vecinos con sus chalecos amarillos correspondientes, además de hacer turnos. No se puede trabajar tranquilos de esa manera», subrayó esta comerciante de esfuerzo.
Sin embargo, asegura que está completamente de acuerdo con muchas de las demandas que hay como trasfondo en las manifestaciones, pero aun así está preocupada por lo que sucede. «Lo malo es que todo esto se ha prestado para que la delincuencia salga a las calles. Las barricadas y los piedrazos son pan de cada día y no tienen ninguna conciencia del daño que le pueden causar a los adultos mayores o a los niños», indicó.
Sin embargo, Ana María Cuello destaca que existe una preocupación por parte de la autoridad. «En efecto, la noche del viernes se acercó a nosotros el alcalde Roberto Jacob. Nos comunicó que existe un proyecto para las luminarias de plaza Buenos Aires, lo que esperamos en un corto plazo esté instalado. Lo mismo pasa con el pasaje El Calvario, que en determinadas horas se transforma en un sector muy peligroso para el tránsito de personas, sobre todo en la noche», comentó.
Respecto de los horarios de trabajo, esta comerciante nos comenta que han debido quedarse hasta muy tarde, y están trabajando en forma coordinada con otros locatarios. «Mi labor se extiende desde las 08:30 hasta las 19:30 horas como promedio, pero hemos tenido que estar hasta casi las dos de la mañana. Primero comenzaron con los negocios grandes y ahora hemos sido nosotros las víctimas. Tenemos que protegernos», comentó.
Sobre las ventas, sostiene que éstas se han ido a pique. «Uno tiene que cumplir, y el banco no va a perdonar si uno está en la avenida Francisco de Aguirre. No van a tener compasión por el hecho que uno esté en un punto donde pasan muchas cosas. Yo atiendo mi negocio, pero hay gente que tiene empleados, además de los pagos de luz y agua. Otro problema es que no podemos recibir los pedidos, porque los proveedores no se acercan y uno los entiende».
En definitiva, lo que Ana María Cuello pide es que termine esta pesadilla. Por lo pronto, junto con otros locatarios siguen en lo que ha sido habitual en estos días: seguir organizando turnos para las duras noches que ha tenido que vivir.