Respetada como un patrimonio local, la actual generación de la familia que tiene la palmera en su jardín repasa algunas de las historias que se han forjado en torno al coloso más antiguo de la ciudad

Durante el año 2024, la ciudad de La Serena celebró su aniversario 480, acercándose cada vez más al medio siglo de historia. A esta altura, las familias más antiguas del territorio ya han pasado por varias generaciones, y si bien muchas cosas han cambiado con el transcurso de los años, hay un detalle que se mantiene y ha acompañado de cierta manera a cada serenense. Se trata de la llamada Palmera Fundacional, ubicada en calle Matta, cerca de la iglesia Santa Inés.

Con una data que no se ha podido establecer a ciencia cierta, el espécimen se mantiene erguido en el centro de la ciudad, saliendo desde una residencia familiar, con su copa a gran altura, como si observara la evolución del que conoció como pueblo y hoy es la capital regional.

Mitos y teorías

A raíz de los cientos de años que la palmera se ha mantenido en la visual colectiva de los habitantes de La Serena, diversos son los relatos que se han creado en torno a su existencia, algunos que se mantienen vivos en la familia propietaria de la casa de donde emerge esta muestra del poder de la naturaleza.

Diego Espejo Hernández, de 38 años, vive en ese lugar, y comenta que así ha sido desde que tiene memoria, explicando que su familia ha compartido hogar con la palmera hace más de 100 años, tiempo en que se han preocupado de mantener la fachada del lugar, hacerle las mejoras necesarias y, obviamente, admirando a la famosa palmera.

«Ha sido un patrimonio que deberíamos cuidarlo, pero no hay nadie que venga a revisarla, a ver si tiene alguna peste o algo; nunca ha pasado. Aun así, siempre está la apertura de que venga gente a conversar o a ver la palmera y saber un poco su historia. Aparte, también está el tema de los famosos túneles que pasaban por acá abajo y unían las iglesias», comenta dando entrada a algunas historias que surgen en torno al antiguo tronco que fácilmente llega a los 8 metros de diámetro.

Entre las teorías más conocidas, surge la de que, en las alturas de la palmera, había flechas de tiempos antiguos, las que, según le habrían contado familiares, habrían sido retiradas por el museo local.

«Y también se habla de que todavía queda una especie como de filo de una espada por allá arriba, que dicen que en cierto ángulo se alcanza a ver», aseveración ante la cual asegura que nunca se han aventurado a dar un vistazo a la palma en las alturas usando un dron, lo que le parece una idea bastante interesante.

Según cuenta, la palmera en algún momento fue llamada Inesita, en honor a la iglesia Santa Inés, que está a metros de la palmera, sobre la cual menciona otras de las historias construidas en torno a la palmera.

«Se dice también que bajo la palmera Francisco de Aguirre habría consumado su amor con Inés de Suárez».

Por otro lado, más famosa es la teoría de que, bajo su sombra, se efectuó la segunda fundación de La Serena, y que además fue el punto de partida de su construcción. «Todas las calles que eran céntricas tenían diferentes nombres y, obviamente, bien español; siempre se partían con la plaza, la catedral y de ahí se trazaban las otras líneas de la ciudad, pero en este caso empezó desde la palmera al lineamiento».

El presente del
patrimonio

Según cuenta Diego, por la altura de la palmera, se le han atribuido entre 700 a 1.000 años de edad, de manera que duplicaría la historia de la ciudad.

«Las teorías dicen que las raíces son tan largas que llegaban al río Elqui, en esa época en que el río era gigante; ahora se debe alimentar del mojado que queda, porque en verdad es muy firme, independiente de que se vea chueca en algún punto».

Respecto al cuidado que se le da, Diego asegura que no se riega con tanta agua como se podría creer por su gran tamaño, y que, de hecho, además de firme, aún genera semillas, las que su familia ha plantado sin lograr que broten.

Por otro lado, también han tenido que sortear ciertos peligros en torno al coloso.
«Hace un tiempo tuvimos que poner una malla arriba por la caída de las hojas, las canoas, como se les llama, que son como de dos metros, que al caer ganan mucha velocidad».

Si bien la familia siempre la ha visto con el respeto que merece por su longevidad, con la que se podría catalogar como la más antigua de Chile, y que incluso podría ser considerada milenaria, no han generado algún tipo de cábala en torno a ella. Pero tiene más de una anécdota sobre personas que han pedido entrar a su casa para ver y abrazar la gran palmera, a lo cual agrega que se necesitan mínimo 3 personas para rodear el gran trono que soporta los casi 25 metros de altura que tiene la Inesita.

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