Juntas de vecinos y vecinas y comunidades agrícolas de Combarbalá, en la Región de Coquimbo, están implementando actualmente un total de nueve proyectos para abordar los efectos de la desertificación y sus implicancias a nivel productivo y doméstico. Durante la semana pasada, un equipo de representantes del área de Medio Ambiente y Energía del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) visitó los avances de las iniciativas, que se enmarcan dentro del Programa de Lucha contra la Desertificación ejecutado por PNUD y financiado por la Unión Europea (UE).
La erosión del terreno, la pérdida de la productividad de las tierras y el agotamiento progresivo de las fuentes de agua son algunos de los efectos «interrelacionados» del proceso que implica la desertificación. La situación de Combarbalá evidencia las importantes consecuencias que la desertificación tiene a nivel económico y social para los habitantes –sobre todo» del ámbito rural, dados los impedimentos que tal fenómeno supone para actividades como la ganadería y la agricultura y para la calidad de vida de quienes las practican. La dificultad para acceder al agua para el consumo humano genera el principal inconveniente a nivel doméstico en la comuna, como en tantas otras de Chile, donde el 62% del territorio se encuentra afectado en algún grado por la desertificación.
En ese contexto, diversas comunidades agrícolas y juntas de vecinos y vecinas de Combarbalá están implementando actualmente una serie de iniciativas en distintos puntos de la comuna, enmarcadas en el Programa conjunto PNUD-UE para Combatir la Desertificación. Los proyectos, diseñados por las propias organizaciones locales, fueron concebidos para dar respuesta de manera rápida y focalizada a problemas relacionados con el acceso al agua y su uso, generando un impacto positivo y directo para cerca de 100 familias.
Dos de los proyectos consisten en la instalación de sistemas de biofiltros en hogares, lo que permitirá a sus habitantes reutilizar para el riego de plantas y árboles frutales el agua que emplean para lavar la loza y la ropa y para el aseo. Elizabeth Estudillo, miembro de la Junta de Vecinos y Vecinas de Soruco, habló sobre el impacto de la iniciativa: “Ahora gastamos doce metros cúbicos de agua al mes. Con los biofiltros que estamos construyendo podremos reutilizar siete: será un ahorro muy grande y una muy buena manera de poder mantener mejor nuestros árboles y plantas.”
A su vez, cuatro de las iniciativas centran su actividad en rehabilitar fuentes de agua agotadas o inutilizables e instalar sistemas de distribución y acumulación en las casas de los y las habitantes de los sectores afectados, aumentando así la disponibilidad de agua para las familias y aportándoles cierta independencia respecto al agua que distribuye la Municipalidad semanalmente a través de camiones aljibes. Área de Medio Ambiente y Energía Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – Chile