Aunque se ha ido mejorando, falta todavía para una consolidación, «como la visibilización y un desarrollo deportivo», explica la vicepresidenta de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino, Javiera Moreno. En la región, lo de Coquimbo Unido este año, por ejemplo, no fue un resultado al azar.
En muchos países, el fútbol femenino va creciendo y tomando color en lugares donde aún la puja por la igualdad de género sigue siendo utópica. Chile no es la excepción, aunque algo ha avanzado estos últimos años.
En la región, un claro ejemplo de lo que hizo Coquimbo Unido esta temporada, llegando a semifinales del torneo.
Un boom que a veces hace agua, como explica Javiera Moreno, vicepresidenta de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (Anjuff).
«Coquimbo tuvo una temporada importante y viene de un proceso de alto desarrollo, que es llegar a la fase de playoff, disputar una semifinal y estar de igual a igual contra un equipo con más años de desarrollo, como es la Universidad de Chile. Pero más allá de cómo terminó la temporada, Coquimbo ha venido desarrollando sostenidamente un crecimiento y una fortaleza importante. No fue al azar el resultado».
En su rol de exjugadora, destaca que existe una estructura en cuanto a los recursos que hay a disposición, «y me refiero al equipo técnico, que es trabajar con staff complementario, con psicólogo deportivo, con preparador físico, con kinesiólogo, con toda un área detrás que está pensando en el fútbol femenino. Siempre hay cosas que se pueden mejorar, es cierto, como la visibilización, y quizás lograr que el equipo juegue y compita en el estadio de Coquimbo. Pero más allá de eso, esto no es casualidad».
Inversión
El fútbol femenino en el país siempre ha sido el desván que nunca se ordena: un lugar en el que hay objetos que tienen valor, pero que quedan sistemáticamente relegados. Claro, pues aún falta para la consolidación.
«Hoy tenemos dos divisiones, primera y ascenso. Y en ese sentido, necesitamos más visibilización, como la transmisión de los partidos, por ejemplo. Hoy los derechos de televisión del fútbol femenino los tiene Zapping, y si bien es súper importante, me parece aún más importante que lo masifiquemos, que haya al interior de los clubes un desarrollo estratégico de cómo potenciar el fútbol femenino en sus categorías menores».
El fútbol formativo tiene la Sub-16 y Sub 19, poco en cuanto al producto que se quiere desarrollar e invertir. Además -enfatiza- hace falta trabajo en el sentido de estrategia y desarrollo al interior de los clubes, «y por supuesto, en cómo pensamos la liga desde la federación. Siempre la voluntad es un factor clave y está pensada en que justamente a veces los problemas no son solo económicos, sino también de gestión».
En ese sentido, cree que es fundamental la inversión de recursos, en cuanto a cómo se genera una estrategia de desarrollo para que esto crezca y para que no sea un déficit financiero, sino que sea un producto, como lo ven en otros lados.
Contratos
La equidad de género siempre ha rondado, aunque existen algunos clubes que lo están entendiendo, «y la federación también debería hacerlo. Es un camino que hay que ir transitando».
En cuanto a los contratos del plantel, según la ley de profesionalización, los clubes deben estar -hoy- en regla al 75% de sus contratos, así como el próximo año está la obligatoriedad de que deben contratar al 100% del plantel.
«Sin duda, un impacto importante y que empezará a profesionalizar a las jugadoras. Los clubes deben entender que existe una inversión que deben hacer y eso implica, por razones obvias, un mejoramiento del producto, toda vez que las jugadoras tienen más tiempo para entrenar y no tendrán que desempeñar tres trabajos».
La mayoría de las futbolistas recibe un sueldo mínimo y eso no alcanza, lo que impacta a nivel deportivo.
«Tenemos estadísticas recientes de que el gran porcentaje de las jugadoras trabaja o tiene dos o tres roles más, ya que algunas estudian, trabajan y juegan, y eso repercute a nivel deportivo».
Y para que todas las jugadoras estén contratadas, se trabaja conjuntamente con la Dirección del Trabajo para las fiscalizaciones.
Pero no todo es el contrato, «pues tenemos que pensar en el desarrollo del presupuesto mínimo y de la profesionalización desde muchas veredas, por ejemplo, en las condiciones de infraestructura, higiene y seguridad, ropa y vestimenta. Sin duda, una suma de factores que podrían hacer mejor al fútbol femenino y su entorno».