El pórtico formaba parte del sistema defensivo de la ciudad. Hacia 1700, como medida de protección ante posibles invasiones, se decidió amurallar La Serena, dotándola de cuatro accesos principales. Entre ellos, La Portada era el más relevante, pues constituía la entrada central. Sin embargo, con la expansión urbana y la falta de políticas de conservación patrimonial, la estructura fue demolida, perdiéndose así uno de los símbolos arquitectónicos más representativos de la ciudad.
Si bien los registros históricos sobre la construcción son limitados, algunos elementos han perdurado. Por ejemplo, en el frontis del edificio municipal se encuentra el escudo que coronaba el dintel del pórtico. No obstante, no queda ningún vestigio físico del pórtico en su ubicación original, lo que ha dificultado la reconstrucción de su historia.
La directora de la carrera de Arquitectura de la Universidad Central, Paz Walker, comentó que, desgraciadamente, «con el tiempo, cuando se está modificando y ampliando el límite urbano, se derrumba La Portada porque no tuvo el cuidado que requería un espacio patrimonial, un elemento de identidad muy importante en la ciudad. En Europa esto no hubiera sucedido, es más, se conservaría, pero aquí la demolieron para darle acceso a la calle».
Agrega que se ha buscado en algún momento reconstruir La Portada y que la Universidad de La Serena y el equipo de Arquitectura hicieron un proyecto de reconstrucción «y, además, buscaron una mejor ubicación para que funcionara como vestigio y muestra de un elemento identitario de la fundación de la ciudad».
El rescate de La Portada se enmarca en un esfuerzo mayor por preservar la identidad de La Serena, una ciudad declarada zona típica por su riqueza patrimonial. La reconstrucción de este pórtico no solo representaría la recuperación de un símbolo de su pasado colonial, sino que también serviría como recordatorio de la importancia de conservar la historia arquitectónica local.
El exconcejal Jorge Hurtado es uno de los principales impulsores de este proyecto. Cuenta que, en un inicio, una vez elaborada la idea, «había que ubicarla. Siempre pensamos que debía ser en su lugar original. Pero fueron incontables las veces que presentamos la propuesta ante el Consejo de Monumentos Nacionales en Santiago y siempre fuimos rechazados. El problema es que el sitio está dentro del casco histórico y, además, la casa contigua es patrimonio, por lo que no se puede intervenir. Ahora hemos considerado otras locaciones».