Entre el 22 de mayo y el 7 de julio, se cancelaron 98 vuelos que debían aterrizar o despegar desde el aeródromo de La Serena, debido, principalmente, a situaciones climáticas y debido a que la longitud de la pista de aterrizaje no permite la instalación de un elemento que mejoraría la capacidad de respuesta frente a dificultades en la llegada de aviones.
Las gestiones realizadas por la diputada Nathalie Castillo y el consejero regional Javier Vega, se deben a los cambios en el itinerario de viaje, que han derivado en molestias para los usuarios de empresas de transporte aéreo, LATAM o SKY, que operan en el Aeródromo de La Florida (IATA: LSC), ubicado a 6 km al este del centro de La Serena.
Este enfado e incerteza aumenta durante los meses de invierno, dado que en esta época la reprogramación de los viajes se hace más frecuente por las condiciones climáticas de la zona.
Para la diputada Nathalie Castillo, se necesita «entregar una respuesta a las y los ciudadanos de nuestra región, para mejorar la conectividad aérea que es clave para la región de Coquimbo, ya que las personas que se trasladan a través de este medio de transporte requieren de seriedad y responsabilidad de la gestión. Por eso, nos parece preocupante que -por ejemplo- desde el 22 de mayo hasta el 7 de julio se hayan cancelado 98 vuelos. Quienes se movilizan por esta vía, lo hacen por diversos motivos, como trabajo o también por tratamientos de salud. Por eso queremos que estas suspensiones no sigan sucediendo y se garantice un servicio más seguro y oportuno».
Por su parte, el consejero regional Javier Vega destacó el proyecto que a largo plazo podrían mejorar la capacidad de respuesta del aeropuerto, pero en lo inmediato, la Dirección de Aeronáutica puede implementar al menos un radar de neblina.
«Sabemos que está en marcha un proyecto que mejorará el acceso y la infraestructura del aeropuerto, para poder conservar mejor el edificio, y podría perfilarse hacia una construcción mayor hacia el 2027. La Dirección de Aeronáutica debe contar con un radar de neblina para que puedan aterrizar los aviones y así evitar atochamientos. Esto implica que incluso mucha gente pierda horas médicas o no pueda llegar a su lugar de trabajo y que turistas también pierdan otras conexiones. Hasta hoy no existe una respuesta clara y es importante considerar el desarrollo de proyectos que están en camino para mejorar la respuesta del aeropuerto».
Sobre esta situación, además, se ofició a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) con el fin de conocer si existen planes de mitigación sobre los problemas de despegue y aterrizaje de los vuelos nacionales en el aeródromo regional. El organismo, dependiente de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), respondió que sí existen: los de precisión (antenas y luces cercanas a la pista) y los de no precisión, que con ayudas visuales permiten aproximar visibilidad o superior a 800 metros.