El ejemplar vivía en una madriguera cercana a la Caleta San Pedro, pero estaba constantemente sometido al acoso de personas, constituyendo riesgos para la estabilidad del ejemplar.
Los equipos de la Dirección Regional Coquimbo del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) tomaron conocimiento de la presencia de un pingüino azul en Los Vilos, que tenía su madriguera en los roqueríos del brazo de acceso al muelle de la Caleta San Pedro, un lugar de alta concurrencia de público y con presencia habitual de perros.
Producto de lo anterior, comenzaron a viralizarse por redes sociales imágenes del ejemplar, lo que generó un alto interés de la gente en ir a verlo, acercarse y fotografiarlo, incluso algunas personas lo alimentaban ocasionalmente, perdiendo así el interés en cazar su propio alimento. Ante dicha situación, que constituye un riesgo para el desenvolvimiento autónomo del pingüino, el Servicio adoptó la medida de rescatarlo y trasladarlo hasta un centro de rehabilitación especializado.
Cecilia Solís, Directora Regional de Sernapesca Coquimbo, se refirió a las condiciones en las que fue hallado el espécimen. «En términos generales, el pingüino azul fue encontrado en muy buenas condiciones, sin heridas y atento al medio, sin embargo el ejemplar presenta un nivel de impronta importante, es decir que está muy acostumbrado a la presencia humana y con cierto grado de dependencia, por lo que no reacciona al acercamiento de las personas, las que incluso lo pueden tocar, lo que no es un comportamiento normal», manifestó.
La autoridad agregó que «el traslado del pingüino al centro de rehabilitación se realizó para que médicos veterinarios especialistas en fauna silvestre evalúen su condición y comience el proceso de desimpronta antes de su retorno al medio marino, en un lugar de baja presencia humana».
Lo anterior se fundamentó, según Solís, «ante una serie de denuncias recibidas por el Servicio de que el ejemplar estaba siendo alimentado por personas en la Caleta San Pedro, y al concurrir al lugar se le encontró dentro de una oficina ubicada al interior de esta caleta, interactuando sin temor con las personas que lo mantenían. Incluso, se trató primero de relocalizar al ejemplar en un sector de baja presencia humana, varios kilómetros al sur de Los Vilos, pero volvió a los pocos días al mismo lugar en Caleta San Pedro, confirmando su proceso de impronta».
