Para José Guajardo, director nacional del Servicio Agrícola y Ganadero, el rol principal es evitar que estas y otras enfermedades ingresen al país, «pues dañan nuestra agricultura, nuestra ganadería, pero especialmente afectan en el ámbito social».
Como turista, infinidad de veces, ya que su familia es de la región. Pero en misión oficial, como director nacional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), es la primera vez para José Guajardo.
El médico veterinario de la Universidad de Concepción -también ex subsecretario de Agricultura en este gobierno- asumió en agosto de 2023 a través de un concurso de Alta Dirección Pública convocado por el Servicio Civil.
Será por un periodo de tres años, que puede prolongarse por otros tres, pero hoy solo se proyecta en el presente, «cuyo rol es evitar que ingrese la mosca de la fruta, la gripe aviar, la peste porcina, y que no aumente la lobesia, todas enfermedades que tenemos que enfrentar, pues dañan nuestra agricultura y ganadería, pero especialmente afectan en el ámbito social, pues muchas personas quedan sin trabajo».
Este miércoles visitó la provincia del Limarí, en una dramática lucha contra la escasez hídrica, «porque queremos ver de qué manera somos un aporte, una ayuda, y evitar que se nos propague la mosca de la fruta. Estamos viendo qué existan todos los recursos disponibles para controlar su propagación, lo que implica tener zonas cuarentenadas, y si está presente, botar la fruta para que no siga multiplicándose».
Sin embargo, advierte que han logrado que la uva, que está con alguna complejidad, no se pierda y vaya directo a la pisquera.
«Entendemos que hay un esfuerzo de todo un año de los productores, y hemos visto la forma de que, en vehículos cerrados y bien protegidos, puedan ir directamente a la planta», cuenta.
En el ámbito ganadero están revisando que el ganado esté desparasitado y vacunado, «porque al haber menos agua, habrá menos pasto, menos alimento, y nosotros tenemos que ver que lo que pueda llegar de alimento les sirva y no lo pierdan por enfermedades».
Hay una mosca
La mosca de la fruta aparece especialmente en la época de producción, «pero no llega volando». Y si bien Chile se reconoce como país libre de la mosca y tiene algunos focos, «está contenido y en seguimiento. Sin embargo, debemos estar muy atentos en nuestros controles fronterizos, principalmente en Arica».
En ese punto, avisa que si bien cuidan mucho el paso fronterizo, «sabemos que por lugares no habilitados entran muchos camiones con productos y ahí está el problema. Pero tenemos miles de trampas en muchos sitios, con sebo atractivo al insecto, y cuando se encuentra una mosca, se hace una cuarentena: se cierra el sector, se fumiga, se bota la fruta y se realiza una vigilancia permanente para que esto no se expanda a otros lugares».
Estos camiones ingresan por la localidad de Cuya, en el límite entre Arica e Iquique, «pero después de 16 años volvimos a instalar una barrera sanitaria, incluso con equipos de rayos X, y estamos instalando barreras en otros lugares estratégicos para revisar a camiones que llegan desde el extranjero y muchos con destino a Santiago».
Explica que debido al fenómeno de migración, ingresan muchos frutos que en Chile no se consumían, como la naranjilla y la papaya, «que no tiene nada que ver con la que se consume en La Serena, por ejemplo. Es otro el producto que llega y tampoco está autorizado en Chile, pues no tiene un protocolo y cuando se ve en el comercio es que ingresó por pasos ilegales y es muy probable que traiga esta mosca. Junto con poder traer la larva, ha sido producida con pesticidas que no están autorizados en el país, dado que provocan enfermedades como el cáncer».