Si el parque El Culebrón hablara diría «Gracias Juan Carlos Contreras por cuidarme»

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ACTUALIDAD6Es que este campeón del Kung Fu, de 42 años, casado, con hijos, nacido y criado en ese  mismo sector, conoce y cuida cada especie que se dé en las 45 hectáreas del gran parque El Culebrón, de Coquimbo, un diamante en bruto, al que tal vez, solo le faltan unos cuantos Juan Carlos más para que comience a brillar.

Desde hace siete años que este vecino va diariamente a hacer algo por el parque. Limpia, riega cuando puede, saca piedras, retira basuras en su camioneta… Lo cuida como propio, aunque es reiterativo en decir que este espacio debiera ser para el deleite de todos los coquimbanos… Para los abuelitos, los niños, incluso para borrachos y drogadictos, porque acá encuentran tranquilidad, paz y silencio…

Lo cierto es que el parque languidece. Varios de los pocos árboles que tiene, fueron talados en las últimas Fiestas Patrias. Sirvieron para los asados. Ahí están las cenizas como testimonio del daño causado.

En otras zonas hay daños causados por jóvenes ciclistas que lo usan para deportes, pero han tapado las canalas que sirven para regadío en tiempos de agua.

A propósito, al fondo de la quebrada hay chépica y musgos, señal que podría haber agua.

También sobreviven abundantes aves, «vaquitas», conejos y liebres y uno que otro perro que Juan Carlos cuida y, claro, el aire y el silencio…

Este parque es municipal. Ha habido varios intentos por rescatarlo y preservarlo como reserva ecológica. «El señor alcalde cuando era candidato vino. Logré que viniera y  caminamos por estos mismos senderos, espero que no se haya olvidado», nos dice Contreras mientras hacemos ese tour pedestre de un par de horas.

Por el camino descubrimos árboles con tazas y algunos basureros. «Los aportó don Jorge Ramírez, de la Bodega Municipal. El mismo vino a instalarlos porque es una de las personas que  defiende el patrimonio de Coquimbo y el medio ambiente».

Contreras, pequeño empresario, se resiste a abandonar lo que tanto le ha costado. «Muchas veces dedico mi tiempo, pero también esto es una buena inversión, felizmente la familia me acompaña»…

Por ello es que su llamado es toda la comunidad, a que visite el parque, pero que lo cuiden. Que no hagan fogatas y si las hacen que no causen daños, y que dejen limpio. Ojalá lleven agua para los arbolitos… «Y desde luego, llamo a las autoridades, a las municipales y las de gobierno a que vengan a ver esta maravilla para dale vida. Tenemos que tener un par de guardaparques, hay que ponerle cierre perimetral, se requiere de servicios higiénicos, un estudio de los árboles y de lo que sería recomendable forestar… Se podría explotar con observaciones astronómicas la oscuridad en la quebrada… Mi llamado es a los coquimbanos de corazón a que hagan operativos de limpieza, que traigan plantas… este parque es una joya».

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