La idea de los jóvenes porteños es trabajar del 20 al 30 de enero en la construcción de viviendas para familias en la región de Antofagasta
Corren contra el tiempo. Primero, para reunir a los voluntarios y segundo, la alimentación para los diez días que estarán en el norte del país cumpliendo el sueño de 24 familias.
“Somos una fundación y Techo se mueve a través de donaciones y el sábado 20 estaríamos saliendo a Tal Tal y ojalá también con la alimentación, pues allá los niños deben desayunar, almorzar y cenar, así que cualquier aporte es necesario”, cuenta la jefa de escuela Catalina Garviso (18).
A su lado, Rosa Yavar (18) con el cargo de intendencia y el jefe de cuadrilla Fabricio Martelli (22). Los tres junto a 200 chicos de otras tres regiones (Tarapacá, Antofagasta y Atacama) emprenderán el rumbo para realizar los tradicionales trabajos de verano.
“Acá en la zona esperamos recolectar 50 voluntarios y todavía nos falta para llegar a la meta. La idea es estar del 20 al 30 de enero trabajando, así que hacemos el llamado a todas las personas a colaborar y que se quieran sumar”, explica Yavar.
Sin embargo, la alimentación es igual o más importante que lleguen todos los voluntarios, y para eso Techo espera recolectar comida no perecible para el tiempo que estarán estos jóvenes en la región de Antofagasta, “así que cualquier donación hacerla en Avenida El Santo #1024 desde 09.30 hasta las 17 horas, o de lo contrario a la página de Instagram voluntarios_techocoquimbo”.
Allá construirán 24 viviendas transitorias, que son casas básicas, y el objetivo, destacan, “es entregarles un apoyo a las familias para que ellos con el tiempo puedan salir de la situación en la que se encuentran. Este es el primer paso para un lugar de esperanza, el primer paso para llegar a una vivienda digna”.
El objetivo es que se inscriban “porque si no llegamos a la meta se pueden bajar casas de construcción y no es la idea. De verdad que todas son familias que necesitan un techo para vivir, así que hacemos un llamado a la juventud, entre 16 y 27 años, que tengan tiempo libre y las ganas, que es lo importante. Acá no se necesita experiencia, solo las ganas porque en la misión de ayudar uno aprende”, sostiene Catalina.
Estos hitos se hacen en verano e invierno hace 25 años.