Accidente trágico que se transforma en un símbolo de esperanza. Tras una lamentable pérdida, la familia transformó su desgracia en una segunda oportunidad, con un gesto de generosidad que no solo honra la memoria de su ser querido, sino que también entrega la oportunidad de salvar la vida de múltiples personas.

Francisco Muñoz Pizarro (21) falleció en la madrugada del pasado 23 de noviembre tras un accidente en motocicleta en el helipuerto de la Armada, en la Avenida del Mar.

Pocos días han pasado de su deceso, pero ya sus seres queridos dicen que se ha convertido en un héroe, al salvar siete vidas en la comuna de Coquimbo mediante la donación de órganos. Fue descrito por su madre como un joven trabajador.

Aquella noche compartía con sus amistades en la Avenida del Mar. Uno de sus amigos llevaba una moto, la cual tomó prestada Pancho.

En una de esas desgracias del destino, el joven hizo una pirueta, la cual le hizo perder el control de la moto, instante donde la máquina quedó enganchada con unos fierros que estaban en el sector de la vereda, provocando una fatal imagen.

Una escena terrible que dejó desolado a todo su círculo, la motocicleta habría golpeado directo en la cabeza de Francisco, quién tuvo una muerte cerebral.

Vivía con su madre en la popular Rinconada de Coquimbo, en la parcela 125.

Era el mayor de cinco hermanos, estudiaba en el Ceduc y trabajaba en McDonalds de La Cantera, donde lo despedían con honores.

Tenía amigos tunning, quienes le dedicaban el último adiós en un sentido homenaje el día de su funeral.

Sin embargo, su faceta más conocida en la zona era por ser el peoneta de los camiones aljibes que reparten agua potable en el sector porteño donde habitaba.

La familia enfrentó una pregunta que a menudo genera discordia entre los seres queridos, pero que es crucial para salvar vidas. La difícil decisión de ser donantes de órganos, aunque complicada y emocionalmente cargada, representa sin duda un gran beneficio para la comunidad.

Susy Pizarro, madre del joven, expresa a Diario La Región sentirse tranquila de respetar la voluntad de su hijo.

«Soy de las que habla temas muy abiertamente con mi familia y siempre supe que él era donante (…) es importante que las familias hablen de estos temas, porque gracias a eso se pudieron salvar otras personas que siguen esperando por ayuda y que además mantendrán vivo el recuerdo de mi hijo», dijo la madre emocionada.

PROMOVER
LA DONACIÓN

Un tema relevante que subraya la necesidad de implementar estrategias efectivas para promover la donación de órganos, es el hecho de que, solo en el 2022, las listas de espera superaban los 2 mil pacientes. Hubo 10 donaciones el año pasado en la zona, este año solo llevamos cinco. Según explica Gianina Escobar -encargada de Procuramiento de Órganos y Tejidos del Servicio de Salud Coquimbo- solo el 2% de la población puede donar, fue el caso de Pancho, que tuvo muerte cerebral y que en vida había solicitado ser donador en caso de morir antes de tiempo.

«Cuando a mí me avisan que los órganos de mi hijo habían llegado bien, sentí alivio, pero cuando supe que el trasplante había sido un éxito, sentí una felicidad enorme(…) siempre hemos estado dispuestos a ayudar a los demás y saber que mi hijo sigue viviendo en siete personas diferentes, me hace sentir en paz», señaló la madre del joven.

Cada donación tiene el potencial de transformar no solo la vida del receptor, sino también la de sus familias, brindándoles una nueva esperanza.

«Ser donante es entregar amor, yo me siento tranquila de que la memoria de mi hijo no morirá y también por esas personas que podrán seguir viviendo(…) tenemos que dejar de vivir la vida tan rápido, eso poco a poco nos ha transformado en personas frías que no piensan en el otro», declaró Susy.

Evelyn Leyton, dirigente del sector Rinconada, señala que Pancho ahora pasó a ser héroe en toda la población. Dice que su legado hará reflexionar a muchos.

«El dolor de su madre es el dolor de todas las que tenemos hijos, siempre recordaremos su entrega por su familia para ayudar a su madre, y sobre todo el trabajo que hizo durante mucho tiempo de venir a entregar agua en cada casa de la Rinconada. Hoy no solo es nuestro ángel, sino que otras siete familias recibieron sus órganos en una hermosa donación», cerró Evelyn.

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