El Desierto de Atacama es conocido como el más árido del mundo y una de las zonas que registra menos lluvias del mundo al año, y para hacer frente a esa realidad, desde el año 2003 que opera en el sector de La Chimba, en Antofagasta, una planta desaladora que permite abastecer, según la empresa sanitaria Aguas Antofagasta, con el 80% de la demanda de agua potable para esta comuna del norte del país.
Un proyecto que, explican, se pensó hace 25 años para ir dando respuesta al escenario hídrico de la ciudad, ante la disminución del agua cordillerana.
Y para conocer la experiencia y aclarar ciertos mitos que existen entorno a estas plantas, una comitiva de la región de Coquimbo, compuesta por el delegado presidencial Rubén Quezada, consejeros regionales, alcaldes, concejales, parlamentarios, y representantes empresariales, viajaron al norte, tras una convocatoria hecha por el diputado Víctor Pino.
En conversación con Pino, el gestor de la visita y tras su paso por el norte, sobre instalar una planta desaladora comenta que es «totalmente posible».
Relata que también los acompañó el gerente general de Aguas del Valle, Andrés Nazer, quien anunció que el día lunes ingresarían el proyecto para la planta desaladora para La Serena-Coquimbo y alrededores, «lo cual es un paso, pero mi preocupación como parlamentario es que eso se cumpla, tengo 4 años para poder tener esa planta desaladora en construcción, lo que se dijo el día 4 de mayo es un antes, y el 5 un después».
«Debemos tener esas tecnologías, los alcaldes le pidieron al delegado trabajar en equipo, y yo como parlamentario que gestionó esta visita, también tengo que traspasarle esto a otros colegas y poder trabajar de la misma forma» añade.
Pino puntualiza que «a principios de abril le pedí al presidente Boric que decretara zona de catástrofe en esta región y todavía eso no pasa, cuando vino a la región espere eso, pero no pasó y seguimos igual».
El alcalde de Andacollo y presidente de la Asociación de Municipios Rurales, Gerald Cerda, también estuvo en la comitiva, «en vista de que falta agua, y estamos hablando que máximo al 2050 no tendríamos agua en la región, es que teníamos que conocer presencialmente como funciona una planta desaladora, literatura hay, videos también, pero lo otro era ver cómo funcionan de parte de las personas que administran la planta» comenta.
«La academia dice que la información abunda, si alguien quisiera saber cuál es la calidad geográfica que tenemos o la climática, o saber cuál sería la costa más idónea para construir una planta desaladora, esa información la tenemos» añade.
Agrega que «como representante de los municipios rurales le agradezco al delegado presidencial que solamente por acompañarnos, el mensaje directo para nosotros como autoridades es que se abre a la posibilidad de conocer una forma para mitigar la escasez hídrica».
En cuanto a efectos secundarios a la salud de las personas aclara que no hay, «probamos el agua no hay ninguna diferencia con la de cada o una embotellada, sabe bien».
Como en todo proceso, siempre hay residuos y en las plantas desaladoras uno de ellos es la salmuera, al respecto, en base a lo que aprendieron, Cerda explica que «un porcentaje es devuelto al mar, y los efectos secundarios son bastante llamativos ya que no donde no crecían moluscos, ahora sí lo están haciendo, pero es necesario mencionar que su crecimiento es más lento, pero se logra».
«Las especies marítimas se cuidan a través de distintas mallas, por lo tanto, pensar que es una succión a una velocidad muy rápida donde maten los peces y moluscos, no es así, se hace de manera lenta» añade.
Agrega que «otro posible uso, es que la salmuera podría sustituir el uso de bischofita para aplanar y darle consistencia a los suelos polvorientos, es una alternativa bastante buena, para no devolverla toda al mar, considerando que hay muchos caminos rurales en toda la región de Coquimbo no son compactos y que no permiten que puedan pasar los cambiones aljibes».