«Turista de hoy es especializado y gusta de tener una oferta variada de cosas por hacer»

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16El astroturismo se está transformando en uno de los sellos de identidad y producto de exportación turística más importante de Chile.  Es una de las formas en que el país está posicionándose en los mercados emisores de turistas a nivel mundial.  Frente a ello, la Región de Coquimbo posee más del 50% de la oferta astroturística nacional.

El astroturismo se desarrolla a través de tours y visitas a observatorios.  Pero, además, a través de actividades que incorporan la observación del cielo, como tracking, cabalgatas, cenas al aire libre tematizadas, etc.,

Una de esas actividades puede ser la arqueoastronomía. La Región tiene abundancia de restos de culturas prehispánicas.

Dos ejemplos son el Valle del Encanto (Ovalle) en la Provincia de Limarí o el Rincón Las Chilcas en la comuna de Combarbalá. Lugares como estos existen por toda la región.  Esto se complementa de manera perfecta con los mejores cielos del mundo para la observación del cosmos. Es decir, restos y vestigios de culturas prehispánicas, más alta calidad del cielo.

El biólogo mexicano, Víctor Torres, es un experto asrqueoastronomía y visitó recientemente la Región de Coquimbo y destacó las buenas perspectivas de desarrollo en este nicho del astroturismo.

– A su juicio, por qué existe el interés del ser humano de ver y aprender sobre cómo las poblaciones del pasado entendieron los fenómenos estelares.  Dónde está la magia, el atractivo.  ¿Por qué atrae?

– «La astronomía es una disciplina que abarca tanto la parte racional del cerebro humano como nuestra esencia espiritual. Siempre ha sido así.  Desde los primeros hombres que contemplaron el vasto misterio del cielo estrellado hubo algunos que se interesaron por el orden de los astros e intentaron resolverlo con números y al mismo tiempo fueron cautivados por un misterio insondable e inalcanzable que tiene que ver con la esencia de la vida y la espiritualidad. De alguna manera las personas intuyen que hay una sabiduría infinita en los logros de la antigüedad y quieren ser partícipes de ello.  Así asistir a Teotihuacán en el equinoccio de primavera no es ir de turista a esa que fuera la más grande de las ciudades de la antigüedad, sino que vestidos de blanco los visitantes realmente creen participar de alguna manera en el misterio original de Teotihuacán, de alguna forma se sienten ser parte de las magníficas pirámides a través de la energía solar. No importa si esto es cierto o no, no importa si así funcionó en realidad el sitio arqueológico cuando los teotihuacanos vivían ahí, lo importante es que millones de visitantes lo creen».

– ¿Presenta la arqueoastronomía turística ventajas comparativas respecto de otros tipos de turismo de intereses especiales?  ¿Sustenatbilidad, sofisticación, por ejemplo?

– «Sí.  Recuerdo hace años que subí a la cordillera desde el Cajón del Maipo. Remontamos la cuesta en unos caballos que trataban como cabras entre los acantilados por un par de días. Recuerdo con nostalgia que mientras me aferraba a esa montura de lana cruda una pareja de cóndores nos sobrevalora y me hacen sentir conectado con la naturaleza. Luego llegamos a unas aguas termales y dejamos el polvo del camino en la tibieza del agua mientras la vista se extendía sin límites pendiente abajo. También en La Serena tienen tours a los observatorios y cabalgatas nocturnas.  Quizá agregando eventos culturales como un festival astronómico y uno de música, o sumándose a las celebraciones que deben hacerle a la Maestra Gabriela Mistral y, desde luego, algo de ese maravilloso vino chileno, hicieran que el turista se interesara más por los cielos».

 

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