Un refugio donde las abuelitas encuentran una segunda familia

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Un lugar que no se denomina simplemente como una casa de reposo, sino como un hogar para las abuelitas que residen en sus instalaciones. Con el tiempo, estas mujeres han formado una segunda familia, creando lazos de amistad mediante diversas actividades lúdicas.

La Casa Hogar Adeline, ubicada en el sector de El Llano, en calle Larrondo 421, Coquimbo, es un establecimiento que se ha dedicado hace más de 14 años a la estancia de personas de la tercera edad. Este lugar se destaca por ser una casa exclusivamente para mujeres, donde las residentes pueden disfrutar de diversas actividades lúdicas que fomentan la convivencia y el bienestar.
En un ambiente cálido y acogedor, cuentan con el apoyo de profesionales altamente capacitados y con una gran vocación, quienes se dedican a cuidar y atender las necesidades específicas de cada una de ellas.
Las actividades que pueden desarrollar las residentes son muy variadas, ya que les da la oportunidad de participar en talleres creativos, juegos y dinámicas que no solo les permiten divertirse, sino también fortalecer sus vínculos sociales, emocionales y principalmente a entrenar la memoria.
En este sentido, la administración del lugar comentó que es muy importante para ellos entregarles la mayor cantidad de herramientas para que el deterioro por el paso de los años sea el menor posible.
«Realizamos actividades manuales tres veces por semana, en esta ocasión, en que estamos en vísperas de navidad, realizamos decoraciones, tarjetas y hasta un pequeño árbol de navidad con material reciclado(…) nosotros tenemos bastantes capacitaciones, trabajamos con la ACHS y el Senama, quienes han impartido ciertos cursos que nos han ayudado a trabajar la parte psicológica de los abuelitas para los momentos que a veces pueden ser más difíciles de sobrellevar por el lazo afectivo que uno tiene con ellos», comentaron en el establecimiento.
Por otra parte, las profesionales nos indicaron que es primordial para ellas brindar a las residentes las libertades necesarias para que se sientan parte de la sociedad. Consideran que fomentar la autonomía y el respeto por la individualidad es esencial para su bienestar emocional y psicológico.
«Ellas, entre más cosas estén haciendo, se ponen más felices, les encanta hacer cositas y compartir entre ellas, habitualmente escuchan música, la que nosotros vemos como un medio para que ellas puedan expresar sus sentimientos y sentirse más cómodas (…) hacemos todo lo posible para que no dejen de sentirse parte de la sociedad, porque a las personas a esta edad les afecta mucho en su mente cuando dejan de sentirse útiles», señalaron.

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